El Papa traza el perfil para una Europa que abrace todos sus pueblos

Al recibir al Consejo de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos para Europa

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 18 mayo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha expresado el deseo de la Iglesia de que el proceso de ampliación de la Unión Europea continúe hasta llegar a los límites geográficos del continente y que lleve a una Europa unida, que respete los valores humanos y cristianos y se convierta en un ejemplo de paz y prosperidad.

Fue el contenido de sus palabras al recibir en audiencia este sábado a los participantes en la IV reunión del Consejo Post-sinodal de la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos.

Era la primera reunión que mantenían los prelados y cardenales desde la promulgación de la Exhortación apostólica post-sinodal «Ecclesia in Europa» y tras la ampliación del pasado 1 de mayo de la UE, cuyos Estados miembros ya se elevan a veinticinco.

«Reflexionar sobre la recepción y encargarse de una deseable mejor difusión, conocimiento y aplicación de este importante documento, nacido en el clima sinodal de la Iglesia peregrina en esta Europa nuestra» es el objetivo, en palabras del Papa, de esta reunión.

Pero el encuentro tiene lugar además en el «momento especial» de la reciente ampliación de la UE: «La Iglesia desea –expresó el Papa– que tal proceso continúe hasta alcanzar los límites geográficos del continente, abrazando todos los pueblos».

Y es que «éstos, de hecho, además de tener fuertes vínculos históricos, comparten los mismos valores culturales y religiosos», reconoció.

Por eso el Santo Padre expresó su deseo de «una Europa de los pueblos, unida en el respeto de la legítima pluralidad», en «un abierto proceso de intercambio de dones», en la que «sea respetada la dignidad trascendente de la persona humana, el valor de la religión, de la libertad, de la democracia, del Estado de Derecho y de la distinción entre política y religión».

«Esta Europa, fundada en el derecho, orientada a respetar los valores humanos y cristianos, y a la solidaridad a favor de todos sus miembros, sobre todo de los más necesitados, se convertirá en un continente de prosperidad y de paz, cuyo ejemplo será estimulante para los otros pueblos y naciones», subrayó el Papa.

«La Iglesia –confirmó–, firme en el mensaje de paz y de esperanza que le ofrece el Señor Resucitado, no se cansará de volver a proponer tal ideal a los pueblos europeos en este importante momento de su historia» a fin de que este proyecto «sea fuente de un futuro mejor para todos sus habitantes y para toda la humanidad».

El Papa concluyó sus palabras confiando el cumplimiento de estos propósitos a la intercesión de la Virgen María, «Madre de la Esperanza», «para que Europa, reencontrándose a sí misma, sea capaz de construir un futuro mejor» «en el respeto de los derechos de Dios y del hombre».

El Sínodo de los Obispos es una institución permanente que creó Pablo VI el 15 de septiembre de 1965 en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el buen espíritu nacido de la experiencia conciliar.

Puede definirse como una asamblea de obispos que representa al episcopado católico y tiene como tarea ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal dándole su consejo. Reunidos con el Santo Padre, los prelados tienen la oportunidad de intercambiarse información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal

Nuevas situaciones sociales y culturales, presentes en el continente tras los cambios políticos acontecidos en el Este, crearon desafíos pastorales que hicieron oportuno convocar la II Asamblea Especial para Europa, la última de la serie de Asambleas Sinodales continentales convocadas por el Santo Padre en su Carta Apostólica «Tertio millenio adveniente» como parte de la preparación al Gran Jubileo del Año 2000.

El Consejo pre-Sinodal –nombrado por el Papa e 7 de febrero de 1997– colaboró en la preparación de esta Asamblea Sinodal celebrada del 1 al 23 de octubre de 1999. Por su parte, el Consejo post-sinodal se ha reunido para analizar las «Proposiciones» de la asamblea especial y para contribuir a la redacción de la Exhortación post-sinodal del Santo Padre, publicada el 28 de junio de 2003.

Los participantes en la IV Reunión del Consejo Post-sinodal de la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, recibidos el viernes por el Papa, son el cardenal Miloslav Vlk –arzobispo de Praga (República Checa)–, el cardenal Josip Bozanic –arzobispo de Zagreb (Croacia)–, el cardenal José Saraiva Martins, C.M.F. –prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos–, el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz –de Madre de Dios en Moscú (Rusia)–, el arzobispo Joseph Doré –de Estrasburgo (Francia)–, el arzobispo Nikola Eterovic –secretario general del Sínodo de los Obispos— y monseñor Fortunato Frezza –subsecretario del Sínodo de los Obispos–.

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ZENIT Staff

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