El patriarca de Irak condena los bombardeos anglo-estadounidenses

Considera que refuerzan la posición de Sadam Hussein

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BAGDAD, 2 mar 2001 (ZENIT.org).- La máxima dignidad de la Iglesia católica en Irak ha alzado con firmeza su voz para condenar los ataques aéreos lanzados por Inglaterra y Estados Unidos contra su país.

En declaraciones concedidas a la agencia misionera de la Santa Sede, Fides, el patriarca Raphael Bidawid cabeza de la Iglesia de rito caldeo de Irak (de los 20 millones de habitantes del país, los cristianos son un millón, el 80% de los cuales son de ese rito), ha utilizado tonos muy duros: «Ya no hay palabras para condenar este uso de la fuerza contra los débiles».

«Los aliados, en la segunda guerra mundial, acusaron al nazismo de usar el derecho de la fuerza –añade el líder católico–. Pero, ahora, ¿qué hacen los Estados Unidos y Gran Bretaña contra el pueblo iraquí? Hablan de principios de humanidad y de derechos humanos, pero ¿dónde los aplican? Deben darse cuenta de que también nosotros, los iraquíes, tenemos derecho a la vida y a la dignidad. El Vaticano, Italia, Francia y Rusia han criticado el uso de la fuerza; y nosotros, Iglesia de Bagdad, condenamos estas acciones agresivas».

Sin mandato de las Naciones Unidas, Estados Unidos e Inglaterra siguen manteniendo bajo control las zonas de vuelo prohibidas («no-fly zones) del norte y sur de Irak. Los bombardeos volvieron a comenzar el 16 y el 22 de febrero. Oficialmente, tenían por objetivo estructuras militares, pero provocaron dos muertos y veinte heridos.

En tres años, a causa de estos ataques aéreos –según informa la agencia misionera de la Santa Sede, Fides–, ha habido 323 muertos y un millar de heridos.

Los bombardeos de Irak, según el patriarca no ayudan a la paz en Oriente Medio: «La reacción contra estadounidenses e ingleses afecta ya todo el mundo árabe. Todos los árabes se está convirtiendo en fedayin, dispuestos a emprender acciones de violencia contra Estados Unidos y Gran Bretaña, en sus mismos territorios. Ha llegado la hora de abrir un diálogo que sea sincero y llegar a una solución. La sangre y la violencia reclaman más sangre y violencia. Nuestro pueblo, cada vez más aplastado, se muestra cada vez más contrario a americanos e ingleses. Cuanto más es maltratado, más ensalza al presidente Sadam Hussein».

El patriarca hace un llamamiento a la prudencia de los gobernantes de estos países: «pensad en el bien común que la paz puede aportar a todos, a nosotros y a vosotros mismos. Si no se vuelve al diálogo, el fantasma de una guerra no es improbable y se corre el riesgo de un nuevo caos».

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ZENIT Staff

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