El patriarca ortodoxo ruso anima a Ginebra 2 a buscar la paz definitiva en Siria

Kiril pide a los rebeldes como signo de buena voluntad, la liberación de las monjas y religiosos secuestrados

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«Hoy el mundo espera de vosotros con esperanza acciones decisivas, dirigidas a resolver pacíficamente el sangriento conflicto en Siria. No se comprenderá nunca suficientemente la responsabilidad que os concierne. La dimensión de la tragedia en curso en Siria ya desde hace tres años es enorme: cientos de miles de personas inocentes han sido víctimas del conflicto armado y millones de personas han sido desplazadas o se han convertido en refugiados. En nombre de la Iglesia ortodoxa rusa, os exhorto a hacer todo esfuerzo posible para poner fin a las hostilidades inmediata e incondicionalmente, de forma que pueda comenzar un diálogo con todas las fuerzas políticas sirias y con la participación de la sociedad civil». Así comienza el mensaje que ha enviado el patriarca de Moscú, Kiril, a los participantes en la conferencia internacional de paz Ginebra 2 que ha comenzado hoy en Montreux, en Suiza.

El primado de la Iglesia ortodoxa rusa afirma que «estamos convencidos que Siria debe permanecer un Estado en el que sean respetados los derechos y la dignidad de las personas de todos los grupos nacionales, étnicos y religiosos. La seguridad y la libertad religiosa de los cristianos, que han vivido en Oriente Medio por más de dos mil años y que son parte integrante de la sociedad siria, deben ser garantizados, junto a la libertad religiosa de todos los demás ciudadanos».

Asimismo, reconoce que el primer paso y el más importante hacia la paz y la estabilidad «debe ser la liberación de los rehenes y el impedimento de la profanación de santuarios y objetos del patrimonio histórico, cultura y religioso». El patriarca Kiril recuerda a los dos representantes ortodoxos, los metropolitas Paulos y Yohanna Ibrahum, secuestrados en Aleppo en el mes de abril de 2013, y de cuya suerte «hasta ahora no hay ninguna noticia», y a la madre superiora y a las hermanas del monasterio de Santa Tecla en Maalula «aún prisioneras». Su liberación inmediata «será la prueba visible de que la oposición está preparada a trabajar en la búsqueda de la paz y del acuerdo en tierra siria».

La Iglesia ortodoxa rusa «eleva sus oraciones por la paz en Siria y cumple todo esfuerzo posible para dar asistencia eficaz a las personas que sufren en Siria, independientemente de su origen étnico o pertenencia religiosa», continúa el patriarca en su mensaje. La grave situación de cientos de miles de personas dentro del país, así como la de los refugiados que han huido a las naciones vecinas, «exige nuevas acción a gran escala por parte de toda la comunidad mundial, para prestar ayuda humanitaria de inmediato a las víctimas del conflicto armado».

Finalmente el patriarca ortodoxo exhorta a las personas de buena voluntad a hacer todo lo que esté en su poder para parar la escala de violencia en Siria y poner fin a las acciones de grupos terroristas y extremistas, «impidiéndoles recibir apoyo financiero o armamento del exterior, y para dar al pueblo de Siria la posibilidad de elegir por sí mismo el camino a seguir». Además hace también un llamamiento «a las personas cuyas manos están manchadas con la sangre de los civiles», para que se arrepientan y paren de «cometer perversidades. Recordad que estropear la paz es fácil, pero para sanar las heridas de la guerra son necesarios décadas, y es imposible devolver la vida a los caídos. Cualquier paso hacia la reconciliación y el restablecimiento del orden y del bienestar de las personas será bendecido por Dios».

Concluye señalando que su oración es que «la semilla de la paz, que los participantes a la conferencia están llamados a plantar, pueda llevar buenos frutos a cada habitante de Siria».

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Staff Reporter

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