En nuestras dificultades, Dios tiene la última palabra; recuerda el Papa

Comenta el Salmo 117 en la audiencia general

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CIUDAD DEL VATICANO, 12 febrero 2003 (ZENIT.org).- En medio de las pruebas de la vida, Juan Pablo II recordó este miércoles que Dios tiene siempre la última palabra.

El Santo Padre hizo esta reflexión durante la audiencia general dedicada en esta ocasión a comentar algunos pasajes del Salmo 117 (versículos 1-2.19-20.22-23), un himno de alabanza a la bondad y misericordia «eterna» de Dios.

El salmo expresa con gran fuerza las pruebas: «me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas».

Ahora bien, el mismo Salmista añade que «en el nombre del Señor los rechacé», constató el obispo de Roma dirigiéndose a unos 7.000 fieles.

«Se da, por tanto, la conciencia de no estar nunca solos, a merced de la tormenta desencadenada por los malvados –aclaró el Papa con la voz algo ronca a causa de un ligero resfriado–. La última palabra, en verdad, es siempre la de Dios que, si bien permite la prueba a su fiel, sin embargo no le entrega a la muerte».

Para expresar la dura prueba que ha superado y la posterior alegría, el salmista «se compara a sí mismo con «la piedra desechada por los arquitectos» convertida «ahora en la piedra angular».

«Cristo asumirá precisamente esta imagen y este versículo, al final de la parábola de los viñadores homicidas para anunciar su pasión y su glorificación», recordó el Papa.

«Al aplicarse a sí mismo este Salmo, Cristo abre el camino a la interpretación cristiana de este himno de confianza y de gratitud al Señor por su «hesed», es decir, por su fidelidad amorosa, de la que se hace eco todo el Salmo».

La catequesis de este miércoles continuó con en la serie de meditaciones que Juan Pablo II viene dedicando a los salmos y cánticos del Antiguo Testamento. Pueden consultarse en la página web de «Zenit» en la sección dedicada a la «Audiencia del miércoles» (http://www.zenit.org/spanish/audiencia/).

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ZENIT Staff

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