Filipinas: Oposición al proyecto de ley de salud reproductiva

“La Iglesia está muy unida en este frente”, afirma coordinador de la campaña

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MANILA, martes 6 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- No sucumbir a los valores del mundo y mantener la oposición firme al proyecto de ley de salud reproductiva es el nuevo llamamiento lanzado este domingo por el arzobispo de Cebu, monseñor Jose Palma.

En una procesión en Cebú para celebrar la natividad de María, el prelado destacó que la postura de la Iglesia contra este proyecto “no es negociable”, informó la conferencia de obispos de Filipinas.

Monseñor Palma recordó que las intensas protestas que los católicos están llevando a cabo buscan “una mayor sensibilización y promoción, decir la verdad”.

 “Podemos alegrar a la Madre María si somos pro-vida, si seguimos los valores del Señor y no sucumbimos a los valores del mundo”, afirmó.

El proyecto de ley “promueve y legaliza los anticonceptivos como un medio de control de la natalidad (anticonceptivos orales, preservativos, píldora abortiva, esterilización)”, explicaron los obispos en una carta pastoral el pasado 15 de mayo.

Respecto a estos medios, destacaron, «se sabe que tienen graves consecuencias en las vidas humanas, especialmente en las madres, las madres potenciales, y en las nuevas vidas humanas, formadas después de la fecundación”.

Por otra parte, añadieron estos sistemas “ayudan a establecer una mentalidad y un sistema de valores basado en el secularismo, en el materialismo, el hedonismo y el individualismo”.
Ruptura

El deber de “respetar nuestros principios y valores” motivó hace unos meses la ruptura del diálogo entre la Iglesia y el Gobierno filipino para negociar sobre el documento oficial sobre la salud reproductiva.

«Tenemos que ponernos de la parte de las enseñanzas y principios, como lo requiere nuestra misión», explicaron los obispos en una carta al Gobierno firmada por el presidente de la conferencia episcopal, monseñor Nereo Odchimar.

Los obispos añadieron que rezan por el presidente del país, Benigno Aquino, y por su Administración confiando en una solución positiva para el bien común de Filipinas.

Aquino había enunciado “cinco puntos irrenunciables”, algunos de los cuales no podían conciliarse con los principios “no negociables” de la Iglesia.

“El presidente está firme en sus cinco puntos, que son incompatibles con la doctrina social de la Iglesia», explicó el arzobispo de Cáceres, monseñor Leonardo Legaspi, OP, en una entrevista a Fides.

Monseñor Legaspi dijo que “en el texto también hay elementos buenos: queremos salvarlos y modificar otros, pero el Gobierno no tiene la intención de negociarlo”. 
Según el proyecto de ley, los métodos naturales de planificación familiar y las «técnicas modernas» (métodos artificiales de planificación familiar, anticonceptivos,…) deben estar disponibles y ser presentados a las parejas por el Estado como equivalentes.

Para el arzobispo de Cagayan de Oro, monseñor Antonio Ledesma, “la mejor forma para decir “no” al documento sobre la salud reproductiva es decir “sí” a los métodos de planificación familiar naturales”.

Campaña

Numerosos grupos católicos han expresado en los últimos meses su desacuerdo con el proyecto de ley, que consideran «perjudicial para la nación».

65 líderes de movimientos, comisiones diocesanas, grupos pro-vida,… planificaron una campaña de oposición al RH Bill durante un encuentro de dos días celebrado en mayo en Manila.

Han llevado a cabo conferencias, marchas, manifestaciones, contactos con diputados, cadenas de oración,… para  velar y defender la santidad de la vida humana y la familia.

«Nuestra lucha por la vida seguirá a todos los niveles, tanto iniciativas a corto plazo, como con actividades de sensibilización a largo plazo”, explicó a Fides René Bullecer, responsable de Human Life International en Filipinas y uno de los coordinadores del encuentro.

“La movilización de la sociedad continuará en plazas públicas, escuelas y parroquias, para mostrar que el pueblo filipino está con nosotros”, añadió.

Bullecer explicó que “el 87% de los diputados al Parlamento se declara católico, por lo que constantemente apelamos a su conciencia”.

Y apuntó a la oración como “nuestra mejor arma: sabemos que Dios está con nosotros y confiamos en Él”.

“Desde 1999, grupos de parlamentarios en el Congreso han tratado de pasar leyes como esta, pero hasta ahora no han tenido éxito», declaró.

Y aseguró que “la Iglesia de Filipinas, Obispos, sacerdotes y fieles, está muy unida en este frente, como en los tiempos de la revolución pacífica del 1986, y no pretende ceder”.

Mortalidad materna

Los partidarios de la ley de salud reproductiva alegan que su aprobación ayudaría a disminuir la población, así como la pobreza, y a afrontar las muertes maternas en el país.

En este sentido, Melvin Castro de la Comisión de Familia y Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas comentó un reciente estudio realizado en los Estados Unidos que muestra que ese proyecto de ley no es la respuesta a la mortalidad materna.

Se trata de un informe, publicado este fin de semana, para la realización del cual investigadores de la Universidad de Washington en Seattle estudiaron las muertes maternas en 181 países.

Demuestra que la tasa de mortalidad materna en Filipinas disminuyó alrededor de un 81% entre 1980 y 2008.

Por otra parte, el informe de 2010 Tendencias en la mortalidad materna: 1990 a 2008 de la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Fondo de Población de la ONU y el Banco Mundial situó la ratio de mortalidad maternal de Filipinas en 94 por 100.000 nacimientos vivos en 2008, lo cual equivale a 4,6 muertes diarias (mucho más bajas que las 4.100 del año 2000: 11,2 diarias).

Los críticos con la ley se oponen al uso de fondos públicos para proporcionar anticonceptivos de forma gratuita para ser distribuidos en escuelas públicas y privadas, y para enseñar educación sexual, ya que, en parte, pondría en peligro el sentido moral.

El responsable de la pastoral de la familia y la vida de la archidiócesis de Manila, el padre Joel Jason, declaró que el Gobierno de Filipinas debe tomar ejemplo de los efectos adversos que otros países están experimentando tras la adopción de una política de salud reproductiva, que está trayendo graves problemas económicos y sociales.

Según activistas pro-vida, el Gobierno filipino ha recibido cerca de 900 millones de dólares de organizaciones como UNFPA, USAID, AUSAID para aprobar el documento, disfrazado bajo «el logro de los Objetivos del Milenio y los programas para aliviar la pobreza”.

Divorcio

Por otra parte, la Iglesia católica en Filipinas también está alzando su voz contra los intentos de legalizar el divorcio en el país, intensificados tras la aprobación del divorcio en Malta.

“Ser un país donde el divorcio no es legal es un honor para todos los filipinos del que deben estar orgullosos. El amor por la familia es el corazón de la identidad cultural filipina y no puede ser destruido por el divorcio», declaró el arzobispo emérito de Lingayen-Dagupan monseñor Oscar Cruz.

Para el arzobispo Cruz tanto el proyecto de ley sobre la salud reproductiva como el del divorcio han sido importados y son el resultado de la globalización».

El tema del divorcio en Filipinas fue planteado el pasado mes de marzo, después de una encuesta realizada por Social Weather Stations, que afirmaba que el 50% de las parejas entrevistadas se mostraba a favor del divorcio y el 33% era desfavorable (con un 17 % de indecisos o abstenciones).

La Comisión Parlamentaria para la Revisión de la legislación tiene previsto en la agenda el examen de la medida
 House Bill 1799 conocida como «ley del divorcio».

Para las autoras del proyecto de ley, el elevado número de solicitudes de «nulidad de matrimonio» presentadas desde 1988 hasta hoy, en virtud del artículo 36 del Código de Familia de Filipinas, «demuestra que hay miles de parejas que querrían cancelar su matrimonio”. También invitaron a considerar los numerosos casos de violencia doméstica.

La Iglesia ha expresado su oposición a la legalización del divorcio. El cardenal Vidal destacó que «en la Constitución existen las garantías para la protección del matrimonio y del Código de la Familia, por lo que el documento es inconstitucional».

El obispo de Butuan, monseñor Juan De Dios Pueblos, declaró que «la ley sobre el divorcio acarrearía inmoralidad a la sociedad», mientras que monseñor Ramón C. Argüelles, arzobispo de Lipa, invitó a los filipinos a no seguir el ejemplo de los países “descristianizados”. 

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ZENIT Staff

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