Francisco cuenta cómo intentaron corromperle

Durante el vuelo papal de Filipinas a Roma, el Santo Padre recordó que la persona corrupta roba al pueblo

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Son muchas las ocasiones en las que el santo padre Francisco ha condenado la corrupción y ha explicado cómo ésta es culpable de muchos males en la sociedad de hoy. ¡Pecadores sí, todos, pero corruptos no!, ha exclamado más de una vez. El tema fue nuevamente abordado en la rueda de prensa del avión de regreso de Filipinas hacia Roma.

La pregunta que una periodista filipina hizo al Papa fue “¿qué puede hacer su Santidad para combatir la corrupción, no sólo en el gobierno, sino tal vez en la Iglesia también?”

De este modo, el Pontífice señaló que “la corrupción hoy en el mundo está a la orden del día y la actitud corrupta se anida enseguida fácilmente en las instituciones”. Porque –explicó– una institución que tiene muchos sectores por aquí y por allí, tiene muchos jefes y vicejefes, es muy fácil que allí pueda anidar la corrupción. Cada institución puede caer en esto.

Y así, precisó que “la corrupción es quitar al pueblo”. La persona corrupta, que hace negocios corruptos, o gobierna de forma corrupta o va a asociarse con los otros para hacer un negocio corrupto, roba al pueblo, precisó Francisco.

Asimismo aseguró que la corrupción no está cerrada en sí misma, se mueve y mata. Al respecto, el Santo Padre indicó que la corrupción es un problema mundial.

Francisco quiso poner un ejemplo basándose en su experiencia personal y narró una historia: “Una vez, en el año 2001 más o menos, pedí al Jefe de Gabinete del Presidente en ese momento –era un gobierno que nosotros pensábamos que no era muy corrupto, y era verdad, no era muy corrupto el gobierno–: ‘Dígame, las ayudas que ustedes envían dentro del país, ya sea en efectivo, ya sea en cosas para alimentación, vestido, todas estas cosas, ¿cuánto llega al lugar?’ Enseguida este hombre, que es un hombre verdadero, limpio, enseguida dijo: ‘El 35 por ciento’. Así me ha dicho. Año 2001, en mi patria”.

A continuación, habló de “la corrupción en las instituciones eclesiales”, matizando que cuando él habla de Iglesia le gusta hablar de “los fieles, los bautizados, toda la Iglesia. Y es mejor hablar de pecadores. Todos somos pecadores. Pero cuando hablamos de corrupción, hablamos o de personas corruptas o de instituciones de la Iglesia que caen en la corrupción, y hay casos, sí, los hay”.

De nuevo puso un ejemplo: “Yo recuerdo una vez, en el año 1994, apenas nombrado obispo del barrio de Flores en Buenos Aires, vinieron a verme dos empleados o funcionarios de un ministerio a decirme: ‘Usted tiene mucha necesidad aquí, con tantos pobres, en las Villas miserias…’ Y añadieron: ‘Nosotros podemos ayudarle. Tenemos, si usted quiere, una ayuda de 400 mil pesos’. En aquella época el peso y el dólar eran 1 a 1: 400 mil dólares. ‘¿Y ustedes pueden hacer?’ ‘Pero sí, sí’. Yo escuchaba, porque ‘cuando la ofrenda es muy grande, incluso el santo desconfía’; y después proseguían: ‘Para hacer esto, nosotros le hacemos el ingreso y después usted nos da la mitad’. En ese momento yo pensé: ¿qué hacer? o les insulto, o les doy una patada donde el sol no brilla, o me hago el tonto. Y me hice el tonto. Dije, pero con la verdad, dije: ‘Usted sabe que nosotros en las vicarías no tenemos cuenta; usted debe hacer el ingreso en el arzobispado con el recibo”. Y es todo. ‘Ah, no sabíamos… como…’, y se fueron. Pero después pensé: si estos dos han llegado directamente, sin pedir permiso –es un pensamiento malo– es porque algún otro ha dicho que sí. ¡Pero es un pensamiento malo!… La corrupción es fácil hacerla”.

Por eso, finalmente, el Papa pidió recordar una cosa: ”¡pecadores sí, corruptos no!¡Corruptos nunca! Debemos pedir perdón por esos católicos, esos cristianos, que escandalizan su corrupción. Es una plaga en la Iglesia, pero hay muchos santos, y santos pecadores, pero no corruptos. ¡Miremos también a la otra parte, a la Iglesia santa!”

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ZENIT Staff

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