MADRID, 7 noviembre 2001 (ZENIT.org).- La Conferencia episcopal ha condenado con duras palabras el último asesinato de ETA que en esta ocasión se cobró la vida de José María Lidón Corbi, magistrado de la Audiencia Provincial de Vizcaya.
«A quienes cometen estos crímenes, despreciando la Ley de Dios y los derechos humanos más fundamentales, a quienes los ordenan y a quienes los amparan», los obispos españoles les recuerdan las palabras de Juan Pablo II: «Jamás los caminos de la violencia conducen a verdaderas soluciones de paz».
El magistrado fue asesinado a tiros por dos desconocidos en la localidad vizcaína de Getxo, un día después de que la policía detuviera a dos presuntos miembros de ETA tras un atentado con coche bomba en Madrid que hirió a casi un centenar de personas.
El juez de la Audiencia Provincial de Bilbao salía en el momento del asesinato en su coche del garaje de su casa en compañía de su mujer. Según informó la Consejería del Interior del Gobierno Vasco, murió en el acto. El hijo de la víctima fue quien avisó a la policía.
En un comunicado hecho público los obispos españoles manifiestan «su solidaridad a los familiares, a los compañeros del magistrado asesinado, a la comunidad cristiana de Bilbao y a sus pastores, alentándoles con el consuelo de la esperanza cristiana en la vida eterna y en la futura resurrección».
Los obispos «Invitan por último a todas las comunidades cristianas a orar por las víctimas del terrorismo y también por aquellos cuyo odio les lleva a cometer estos crímenes, para que acaben convenciéndose de que semejante violencia, lejos de engendrar justicia, genera una injusticia mayor».
Por último, el comunicado de la Conferencia Episcopal invita «a apoyar a quienes ven su vida amenazada y a prestar ayuda a quienes han sufrido las consecuencias de los actos terroristas».
