Juan Pablo II pide que se respeten los derechos de los cristianos en Egipto

Reafirma la necesidad del diálogo interreligioso para construir la paz

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 19 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este sábado que se respeten los derechos fundamentales de los cristianos al recibir a la nueva embajadora de Egipto ante la Santa Sede.

«Asegurar la paz, el bienestar y la seguridad de los ciudadanos es una de las primeras responsabilidades del Estado», explicó el Santo Padre a la representante de Mohamed Hosni Moubarak.

«Esto implica que asegure la igualdad de todos ante la ley», añadió el Santo Padre citando las mismas palabras de la embajadora, Nevine Simaika Halim.

«Sé que puedo contar con la vigilancia de las autoridades egipcias para asegurar en particular a todos los ciudadanos el principio de la libertad de culto y de religión, que es una forma eminente de la libertad de las personas, y que forma por tanto parte de los derechos humanos fundamentales», afirmó.

«Llamo la atención de todos los responsables de la sociedad civil para que estos derechos de personas sean efectivamente respetados allí donde viven comunidades de cristianos, sin que tengan que temer ningún tipo de discriminación o de violencia», indicó.

«Por su parte –informó a la representante gubernamental–, los católicos de Egipto están felices de participar activamente en el desarrollo de su país, comprometiéndose a entablar relaciones serenas con sus compatriotas».

El Santo Padre recalcó que las religiones tienen «que desempeñar un papel importante» «en la construcción de la paz».

«Todas tienen una palabra sobre el hombre, que afecta a sus deberes ante el Creador, ante él mismo y ante sus semejantes; difunden una enseñanza que honra la vida como don sagrado de Dios, que el hombre debe respetar y amar», añadió.

«Las religiones están llamadas a comprometerse decididamente a denunciar y rechazar todo recurso a la violencia como contraria a su propia finalidad, que es precisamente a la de reconciliar a los hombres entre ellos y con Dios», añadió.

Por eso pidió a todos los representantes religiosos que en sus enseñanzas combatan y rechacen «toda visión sectaria» y que desarrollen y favorezcan lo que «permite una comprensión más profunda y el respeto del otro».

En este sentido, Juan Pablo II consideró que la Universidad de Al-Azhar, en El Cairo, considerada como una de las autoridades morales musulmanas más importantes del mundo, que él mismo visitó en febrero de 2000, constituye «una oportunidad para que avance y se intensifique el diálogo interreligioso, especialmente entre cristianos y musulmanes».

«Es necesario desarrollar un mejor conocimiento recíproco de las tradiciones y mentalidades de las dos religiones, de su papel en la historia, así como de sus responsabilidades en el mundo contemporáneo, a través de encuentros entre los responsables religiosos» y «a nivel de personas y comunidades de de creyentes, en las ciudades y pueblos», indicó.

«Estimándose mutuamente, cristianos y musulmanes podrán trabajar mejor juntos en el servicio de la causa de la paz y de un futuro mejor para la humanidad», concluyó.

La embajadora Nevine Simaika Halim, diplomática de carrera, afirmó en su discurso que su gobierno aboga por «una globalización que tenga más en cuenta las diversidades culturales», subrayando «la importancia del diálogo interreligioso para combatir el sufrimiento».

Es necesario, afirmó, «reforzar los lazos entre las religiones y orientar hacia una solidaridad entre los seres humanos; no se trata de «rezar juntos, sino de estar juntos para rezar»».

En Egipto, el 94% de los más de 76 millones de habitantes son musulmanes suníes. Algo más del 5% de la población son cristianos coptos. Según el Anuario Estadístico de la Iglesia, los católicos son el 0,35%.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación