La Iglesia vence al individualismo educando en la solidaridad, explica el Papa

Desde el santuario “de finibus terrae” de Santa María de Leuca

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SANTA MARÍA DE LEUCA, domingo, 15 junio 2008 (ZENIT.org).- La Iglesia debe vencer el individualismo educando en la solidaridad, explicó Benedicto XVI al comenzar su décima peregrinación apostólica a Italia.

Formuló su propuesta en la homilía de la misa que presidió en la tarde de este sábado en el santuario dedicado a María «de finibus terrae» de Santa María de Leuca, en el punto más oriental de Italia, en la región de Apulia.

El primer saludó de Benedicto XVI lo dirigió a los enfermos, que le esperaban en las primeras filas. Más de 20 mil fieles llenaron la explanada del santuario, acariciada por el sol, para seguir la celebración eucarística.

La homilía desde este lugar, desde el que se puede contemplar el mar Adriático y el Jónico, le permitió al Santo Padre explicar el papel social que desempeña la Iglesia.

«En un contexto que tiende a incentivar cada vez más el individualismo, el primer servicio de la Iglesia consiste en educar en el sentido social, en la atención por el prójimo, en la solidaridad y en la capacidad para compartir», dijo.

«La Iglesia, dotada por su Señor de una carga espiritual que se renueva continuamente, es capaz de ejercer una influencia positiva también a nivel social, pues promueve una humanidad renovada y relaciones humanas abiertas y constructivas, en el respeto y en el servicio en primer lugar de los últimos y de los más débiles».

Las comunidades eclesiales, aseguró, son «lugares donde las jóvenes generaciones pueden aprender la esperanza, no como utopía, sino como confianza tenaza en la fuerza del bien».

«El bien vence y, si a veces puede parecer derrotado por la prepotencia y la picardía, en realidad sigue actuando en silencio y discreción, ofreciendo frutos a largo plazo».

«Esta es la renovación social cristiana, basada en la transformación de las conciencias, en la formación moral, en la oración; sí, pues la oración da fuerza para creer y luchar por el bien, incluso cuando humanamente se siente la tentación del desaliento y de la renuncia».

Al mismo tiempo, el obispo de Roma aclaró que «la comunidad cristiana no puede y no quiere nunca sustituirse a las legítimas y debidas competencias de las instituciones, es más las estimula y las apoya en sus tareas y siempre busca colaborar con ellas a favor del bien de todos, comenzando por las situaciones de mayor dificultad o necesidad».

Tras celebrar la eucaristía, el Papa viajó a Brindisi, también en Apulia, para continuar con su peregrinación apostólica, concluida en la tarde de este domingo.

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ZENIT Staff

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