La solidaridad, garantía del auténtico desarrollo en la globalización, asegura el Papa

Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Nicaragua

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CASTEL GANDOLFO, lunes, 24 septiembre 2007 (ZENIT.org).- En tiempos de globalización, no puede haber desarrollo sin solidaridad, considera Benedicto XVI.

Así lo explicó este lunes al recibir en la residencia pontificia de Castel Gandolfo las cartas credenciales del nuevo embajador de Nicaragua ante la Santa Sede, José Cuadra Chamorro, quien ya había desempeñado este cargo en entre 1997 y 1998, antes de haber sido embajador en Italia y México.

Al afrontar los problemas de orden económico, social y político del país centroamericano, Benedicto XVI reconoció que «encontrar los medios para resolverlos no es tarea fácil, ya que se ha de contar siempre no sólo con la buena disposición y colaboración de los ciudadanos, sino sobre todo con la de los responsables de las diferentes instancias políticas y empresariales».

En este contexto, reconoció «es indispensable la unión de esfuerzos y voluntades para hacer posible una decidida acción de los gobernantes ante los retos de un mundo globalizado, los cuales hay que acometer con espíritu de auténtica solidaridad».

«Esta virtud cristiana y también humana», aclaró el pontífice, «ha de inspirar la acción de los individuos, de los gobiernos, de los organismos e instituciones internacionales, así como de todos los miembros de la sociedad civil, que se han de sentir comprometidos a trabajar por un auténtico desarrollo de los pueblos y de las naciones, teniendo como objetivo el bien de todos y de cada uno».

El Papa mencionó programas promovidos por el gobierno nicaragüense como «Hambre cero» o proyectos orientados «combatir el problema de las drogas, incrementar la alfabetización y eliminar la pobreza».

«Para alcanzar estos objetivos y reducir así la desigualdad entre quienes lo tienen todo y quienes carecen de bienes básicos como la educación, la salud y la vivienda, es fundamental la transparencia y honradez en la gestión pública», explicó.

De este modo, «frente a cualquier forma de corrupción» se favorece «la credibilidad de las autoridades ante los ciudadanos y son determinantes para un justo desarrollo».

Por otro lado, el Papa pidió promover «esfuerzos por hacer crecer la conciencia y responsabilidad de los ciudadanos fomentando su participación y su empeño por atender las necesidades de quienes a menudo están sumidos en la pobreza y la marginación».

Por lo que se refiere al papel que en este contexto desempeña la Iglesia, el Papa ilustró su contribución para que «se den las condiciones esenciales que favorezcan una verdadera reconciliación, instaurando un clima de paz y de auténtica justicia social».

Ahora bien, aclaró, «el deber inmediato de actuar en favor de un orden justo en la sociedad es más bien propio de los laicos», no de los obispos, sacerdotes o religiosos, presentando la «actividad política» como «caridad social».

De los 5 millones 600 mil habitantes de Nicaragua, más del 72% son católicos y el 15% evangélicos.

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ZENIT Staff

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