La unión con Cristo Eucaristía hace posible el testimonio cristiano

Constata el cardenal Arinze en el Congreso Eucarístico Internacional

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GUADALAJARA, jueves, 14 octubre 2004 (ZENIT.orgEl Observador).- El cardenal Francis Arinze, presidente de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos, explicó este miércoles en el Congreso Eucarístico Internacional que la Eucaristía es la fuerza que hace de los cristianos testigos de Cristo hasta dar la vida.

«En la sagrada Eucaristía está el misterioso camino de la unión con Cristo y con el prójimo y es entonces cuando estamos preparados y somos enviados por Cristo a la misión», afirmó el purpurado nigeriano en la misa de este miércoles que abrió las sesiones de trabajo.

«Jesús nos ofrece la oportunidad de una maravillosa unión con él, cuando lo recibimos en este sacramento», subrayó ilustrando el tema de esa jornada previsto por el Congreso, «La Eucaristía, misterio de comunión y de misión».

El encargado del Papa para la disciplina de los Sacramentos explicó a los miles de asistentes en la Expo-Guadalajara que «la sagrada Eucaristía, más que los demás sacramentos, favorece nuestra unión con Cristo».

«Por buenos motivos –señaló el prelado–, uno de los nombres con los que es conocida, es santa Comunión».

«Así podrá comenzar la verdadera unión fraterna como fruto de nuestra recepción del cuerpo y la sangre de Cristo», añadió recalcando la importancia de este sacramento para la reconciliación, el perdón recíproco, y la promoción de la justicia y la paz.

El Cardenal Arinze recordó a los congresistas que la Eucaristía nos envía a una misión ya sea fieles laicos, como consagrados o como clérigos.

«Es la Eucaristía –dijo– la que hace posible que la Iglesia dé testimonio de Cristo, que los mártires den su vida por Jesús y los misioneros vayan a tierras lejanas para proclamar a Cristo».

«Es la Eucaristía la que fortalece a las Vírgenes para dar testimonio de un amor consagrado y sacrificado por Jesús; a los sacerdotes para gastar las propias fuerzas en que Cristo sea conocido; a los esposos para vivir la vida conyugal de forma ejemplar y a los fieles laicos para llevar el espíritu de Cristo a los diversos ambientes de la vida cotidiana», recalcó el cardenal Arinze.

En la Eucaristía, concluyó Arinze, «se nos enseña a los cristianos cómo tenemos que lavar los pies a los demás; cómo ejercitar la solidaridad con los pobres y los necesitados y cómo tenemos que edificar las comunidades, marcadas por el perdón mutuo, la superación de las divisiones y la promoción de una armonía social en el amor y la mutua aceptación».

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ZENIT Staff

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