Muere el cardenal Lubachivski, pastor de los greco-católicos en Ucrania

El purpurado guió el renacimiento de esa comunidad tras la Perestroika

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CIUDAD DEL VATICANO, 15 dic 2000 (ZENIT.org).- En la mañana de ayer falleció el cardenal Miroslav Ivan Lubachivski, arzobispo mayor de Lvov, una de las principales ciudades de Ucrania, país de mayoría ortodoxa que será visitado por Juan Pablo II el mes de junio próximo.

De hecho, nada más recibir la triste noticia, el Papa ha enviado un telegrama a los católicos ucranianos para manifestar su pésame y confesar su «sincera admiración» por «la profunda espiritualidad del purpurado».

El cardenal, que falleció precisamente en Lvov, tenía 86 años. Era el guía espiritual de los más de cinco millones de católicos ucranianos de rito bizantino en su patria y de los más de dos millones que se encuentran esparcidos por el mundo. A él le tocó guiar el renacimiento de esta comunidad católica al volver a ser reconocida por Mijaíl Gorbachov en tiempos de la Perestroika.

El 1 de diciembre pasado, Juan Pablo II había pedido noticias del anciano cardenal a los obispos de la Iglesia greco-católica de Ucrania que habían venido en peregrinación jubilar y les pidió que le dieran su «especial saludo», ante la imposibilidad de verle personalmente.

Durante del «largo invierno comunista» –es la expresión utilizada por el Papa en el telegrama–, Lubachivski había tenido que vivir fuera del país, entre Estados Unidos y Roma, dedicándose a la enseñanza y al ministerio pastoral entre sus compatriotas de la diáspora.

Juan Pablo II le nombró arzobispo de Filadelfia de los Ucranianos en septiembre de 1979, y después, en 1984, sustituyó en Lvov al cardenal Yosyf Slipyi, símbolo de la resistencia de los católicos ucranianos en tiempos de la persecución comunista. Un año después, el Papa le creaba cardenal.

El obispo de Roma concluye su mensaje a los católicos ucranianos dando gracias a Dios por «el don de este generoso pastor que con su vida y con su muerte ha honrado a esa Iglesia greco-católica».

Tras su muerte, el Colegio de los cardenales se compone de 141 purpurados, de los cuales 97 son electores y 44 no electores por haber alcanzado los 80 años de edad.

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ZENIT Staff

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