Nuevo portal sobre la evangelización de las culturas

www.inculturacion.net

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ROMA, domingo, 6 de diciembre de 2009 (ZENIT.org) – La inculturación es un término que se usa cada vez más en la Iglesia. Ahora, un portal  (www.inculturacion.net)  proporciona todo el material disponible en línea sobre el magisterio eclesiástico y la reflexión de diversos autores. 

El objetivo es poner este acerbo a disposición para guiar el quehacer pastoral en la inculturación de la fe y la evangelización de las culturas.

Por ahora se ofrecen documentos en cinco idiomas y ha surtido la idea de utilizar lenguas indígenas, en particular americanas. 

Detrás de la idea están Ricardo Acosta Nassar y Luis Martínez Ferrer. Martínez Ferrer, profesor de  Historia de la Iglesia Moderna en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma), cuenta a ZENIT que «el término inculturación es el resultado de un proceso en el que se conjuga la eclesiología con la antropología cultural». Ferrer es autor de un libro sobre inculturación e Iglesia (Cf. ZENIT 18 diciembre 2006).

Este doctor en Teología por la Universidad de Navarra y Doctor en Historia de América por la Universidad Complutense de Madrid señala cómo «se ha pasado de «adaptación», referido a las estrategias misioneras para presentar el Evangelio, a «inculturación», definido por Juan Pablo II como «encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas y, a la vez, la introducción de éstas a la vida de la Iglesia» (Slavorum apostoli, n. 21), que indica más bien un proceso que llevan adelante los propios bautizados». 

En cualquier caso, reconoce Ferrer, «la diferencia de ambos conceptos no es neta, ni de oposición dialéctica». El origen del concepto está en la necesidad de «respetar las diversidades culturales precisamente para que el Evangelio, con el paso del tiempo, cale en profundidad en las personas». 

El profesor Ferrer advierte que hay dos formas de «adulterar» la inculturación; una de tipo antropológico y otra de carácter teológico.  

En primer lugar, «es un error situar la cultura por encima de la persona: la cultura está al servicio de la persona, que tiene el derecho de enriquecerse en ámbitos culturales diversos a los originarios». 

La persona no es «prisionera» de su cultura inicial, advierte uno de los impulsores del portal, y cita al Papa Juan Pablo II: «Una cultura nunca puede ser criterio de juicio y menos aún criterio último de verdad en relación con la revelación de Dios» (Fides et ratio, n. 71). 

En segundo lugar, es también una «desviación hacer de la inculturación un sinónimo de la evangelización, o incluso considerarla por encima de ella». 

La inculturación es «una» de las dimensiones de la evangelización: lo más importante es el anuncio de Cristo a través de la Iglesia, con sus sacramentos, doctrina, etc., expresada a través de los siglos.  

No se puede rechazar la tradición de la Iglesia en aras de la inculturación en un ámbito concreto, como señala Juan Pablo II: «Cuando la Iglesia entra en contacto con grandes culturas a las que anteriormente no había llegado, no puede olvidar lo que ha adquirido en la inculturación en el pensamiento grecolatino» (Fides et ratio, n. 72). 

«La pérdida de la universalidad es el fracaso de la inculturación. No es, como se ve, una cuestión fácil», reconoce el profesor Ferrer, que clarifica: «No existe un Evangelio puro, abstracto, ajeno a las culturas». 

Como ejemplo cita el Antiguo Testamento, que ya presenta la acción de Dios encarnada en diversas culturas. Cristo era una Persona que poseía el bagaje cultural del pueblo hebreo de su época, hablaba una lengua concreta (arameo), etc. 

Los obstáculos a la inculturación aparecen cuando en las culturas surgen «estructuras de pecado incompatibles con la dignidad humana», y, según Ferrer, «es un problema que durará hasta el final de la historia. Son las culturas las que deben cambiar y purificarse ante el Evangelio, y no al revés». 

Entre los documentos disponibles en el portal www.inculturacion.net  destacan algunos anteriores al Concilio Vaticano II, y una gran variedad de textos posteriores, divididos según los Papas, las Conferencias Episcopales u otros organismos que han emanado textos sobre la inculturación.  

Por Miriam Díez i Bosch 

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ZENIT Staff

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