Patriarca de Jerusalén: No existe un choque de civilizaciones, sino de ignorancias

Participa en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 mayo 2004 (ZENIT.org).- Es la ignorancia de la civilización del otro lo que lleva a considerarle un enemigo, y ello lo están favoreciendo «los poderosos de este mundo» en su afán de dominio, alertó el domingo el patriarca latino de Jerusalén, quien participa en el Vaticano en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

En declaraciones a los micrófonos de «Radio Vaticana», Su Beatitud Michel Sabbah reconoció que «vivimos una situación de gran violencia en el mundo, y particularmente en Tierra Santa».

«Pero la religión es instrumentalizada –constató– y en nombre de los derechos de los pueblos o de la libertad se pretende que se puede recurrir a la violencia».

En este contexto, el patriarca recuerda que «las vías para la paz son las vías de Dios».

«Sólo Dios puede dar la verdadera paz y por lo tanto hay que conocer sus caminos y seguirlos», y éstos no son «los de la muerte», ni «los del odio», ni «los que llevan a la destrucción del prójimo, quienquiera que sea y cualesquiera sean sus convicciones, sea o no adversario. Por eso hay que respetar a la persona humana», subrayó.

«Si se habla del conflicto en Tierra Santa, se trata de respetar a la persona humana, sea israelí o palestina –advirtió–. Los israelíes tienen sus derechos, los palestinos también. Todos los tienen como personas humanas».

Para monseñor Michel Sabbah los hombres se matan y se destruyen «porque se ignoran». Por lo tanto, existe «un choque de ignorancias, no de civilizaciones. Se ignora la civilización del otro y por ello se le toma por enemigo», puntualizó.

«Quien favorece este choque de ignorancias son los poderosos de este mundo, que quieren dominar el mundo y no toman verdaderamente en consideración los derechos y la dignidad de los demás, sujetándolos a sus propios intereses», denunció.

En la situación actual, «que va empeorando», «todos los líderes religiosos deben tomar conciencia de su deber», señaló el patriarca de Jerusalén.

«El jefe religioso, que cree, que enseña la fe en Dios, es necesario que asuma la responsabilidad de enseñar a las personas, de las que es responsable, que creer en Dios quiere decir considerar a todos hijos e hijas de Dios, y amarles como Dios los ama», recalcó.

Finalmente admitió que «por el momento, humanamente hablando, no hay una perspectiva de paz» en Tierra Santa. «Llegará un día»; «mientras tanto, vivimos llevando nuestra cruz, pero con la cruz llevamos también toda la esperanza de la Resurrección en nuestros corazones», concluyó.

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ZENIT Staff

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