Perú: 'Defiendan la familia fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer'

El cardenal Cipriani presidió una multitudinaria misa en Lima

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LIMA, lunes 4 junio 2012 (ZENIT.org).- “Cada uno de ustedes tiene el deber de defender el matrimonio, de proteger a la familia y de tener iniciativa en sus diferentes grupos para que cada uno sea un apóstol de la familia”, exhortó el cardenal Juan Luis Cipriani en la multitudinaria Misa que presidió en el coliseo Mariscal Cáceres de Chorrillos, en el marco de la Solemnidad de la Santísima Trinidad, el domingo 3 de junio.

El arzobispo de Lima animó a los más de cinco mil fieles congregados a ser apóstoles del amor que brota del matrimonio.

“La familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer está llamada a ser imagen de la Santísima Trinidad. La familia es la principal escuela para formar a los hijos. Seamos apóstoles de las familias”, refirió.

“Papás enseñen la fe a sus hijos. Abuelitas enseñen la fe a sus nietos, no se callen, hablen, visiten las casas, vayan a las escuelas, a los hospitales, a las cárceles y a todos los rincones del mundo con alegría y enseñando nuestra fe”, prosiguió.

En otro momento recordó que en la Iglesia se vive la unidad expresada en esa adhesión de todos los fieles con el Santo Padre, Benedicto XVI, a nivel universal; y con el obispo a nivel local.

“Somos muchos, pero somos uno solo en Cristo. La belleza de la Iglesia se expresa en esa inmensa variedad de jóvenes, mayores, niños, casados, solteros, sacerdotes, religiosos y en esos carismas. Estamos todos unidos en Cristo por el Espíritu Santo y de manera visible al obispo que en nombre de Cristo preside la Iglesia local”, mencionó.

“Debemos darle gracias a Dios y al mismo tiempo aprender a valorar los diferentes carismas siempre bajo la guía de los pastores”, añadió.

El arzobispo de Lima también invitó a todos los fieles a practicar obras de amor al prójimo que refleje la fe católica.

“Busca a ese amigo que tiene problemas, visita a los enfermos, lleva una palabra de consuelo a quienes estén desanimados. No tengas miedo al sufrimiento, al dolor, al cumplimiento del deber, a ser fiel al matrimonio, a educar a tus hijos. Acércate a la confesión, ayuda a quien está solo, consuela al afligido, dale de comer al hambriento, visita a quien está preso. Enseña con la palabra y con el ejemplo”, expresó.

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ZENIT Staff

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