Por un mayor respeto mutuo, confianza y cooperación con los hindúes

Mensaje del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso en la fiesta Diwali

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 28 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso ha enviado a los hindúes su tradicional mensaje de felicitación de la fiesta Diwali, que muchos hindúes celebrarán este año el 5 de noviembre.

El texto, titulado Cristianos e hindúes: para crecer en el respeto mutuo, la confianza y la cooperación, fue publicado este jueves por la Oficina de Información de la Santa Sede.

“En esta ocasión, me gustaría reflexionar sobre la mejor manera de fortalecer nuestra amistad y cooperación garantizando y aumentando mutuamente el respeto y la confianza”, indica el presidente del Consejo Pontificio, el cardenal Jean-Louis Tauran, tras desear a los hindúes una feliz fiesta.

El purpurado firma el mensaje junto con el secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el arzobispo Pier Luigi Celata.

En él, se refiere al respeto mutuo como a “uno de los fundamentos para una coexistencia pacífica y armoniosa, así como para el progreso en la sociedad”.

“El respeto es la dignidad debida a la dignidad que pertenece por naturaleza a toda persona independientemente de cualquier reconocimiento exterior -indica el mensaje-. La dignidad implica el derecho inalienable de todo individuo a ser protegido de toda forma de violencia, negligencia o indiferencia”.

Sobre la confianza, el purpurado destaca que “nutre toda relación humana auténtica, tanto personal como comunitaria”.

“La confianza recíproca, además de crear un ambiente que conduce al crecimiento y al bien común, forma la convicción mutua de que podemos contar los unos con los otros para lograr un objetivo común”, subraya el mensaje.

“Esta convicción compartida -prosigue- crea, en los individuos y en las comunidades, una disponibilidad y buena voluntad para entrar en una cooperación fructuosa no sólo para hacer el bien en general, sino también para dedicarse a los graves desafíos de nuestros tiempos que están por resolver”.

A continuación, el cardenal Tauran aplica esta reflexión al ámbito del “aprecio y la promoción del diálogo y las relaciones interreligiosas”, indicando que “sabemos bien que el respeto y la confianza no son extras opcionales sino los verdaderos pilares en los que se alza el edificio de nuestro compromiso”.

Citando el discurso que Benedicto XVI dirigió a delegados de diversas tradiciones religiosas el 25 de abril de 2005, explica que esa tarea consiste en “convertirnos juntos en artesanos de paz, en un compromiso recíproco de comprensión, respeto y amor”.

“En consecuencia -continúa el mensaje-, cuanto mayor es nuestro compromiso en el diálogo interreligioso, tanto más plenos deben hacerse nuestro respeto y confianza, conduciéndonos a un aumento de la cooperación y la acción común”.

A continuación, el cardenal Tauran cita el discurso que Juan Pablo II dirigió a líderes no cristianos en Madras-Chennai el 5 de febrero de 1986, durante su primera visita a la India.

En aquella ocasión, el papa polaco afirmó -recuerda el mensaje- que “el diálogo entre miembros de distintas religiones aumenta y profundiza el respeto mutuo y prepara el camino para relaciones que son cruciales para solventar los problemas del sufrimiento humano”.

Finalmente, el mensaje de la Santa Sede a los hindúes auspicia que “como personas preocupadas conjuntamente por el bienestar de los individuos y las comunidades, podamos dar una mayor visibilidad, con todos los medios que están a nuestro alcance, a una cultura que promueva el respeto, la confianza y la cooperación”.

La fiesta Diwali, celebrada cada año por todos los hindúes, se conoce como Deepavali, es decir, “hilera de las lámparas de aceite”.

“Simbólicamente basada en una antigua mitología, representa la victoria de la verdad sobre la mentira, de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal”, explica la Oficina de Información de la Santa Sede.

La celebración dura tres días y señala el inicio de un nuevo año, la reconciliación familiar -especialmente entre hermanos y hermanas- y la adoración a Dios.

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ZENIT Staff

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