R. D. Congo: Grito de alarma de los obispos ante una guerra sin fin

Hacen a los políticos responsables del sufrimiento de la población

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KINSHASA, 26 febrero 2003 (ZENIT.org ).- Ante una guerra inacabable y el empeoramiento de las condiciones de la población, los obispos de la República Democrática del Congo han denunciado la responsabilidad de los políticos del país –centrados en sus propios intereses– y el incumplimiento sistemático de los acuerdos de paz.

La tragedia que se consuma en el Congo desde 1998 se ha cobrado dos millones y medio de vidas. En la zona, las potencias de la región de los Grandes Lagos se disputan el control de los inmensos recursos naturales del territorio.

En un mensaje fechado el 15 de febrero pasado, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal del Congo dio la voz de alarma por la marcha de las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla, según informó la agencia FIDES.

«En vísperas del inicio del Diálogo intercongoleño –recordaron los obispos– habíamos afirmado que el diálogo era una necesidad inevitable y urgente. Constatamos con amargura que estos objetivos no se han alcanzado. El acuerdo parcial de Sun City no hizo más que incrementar la crisis política y nunca fue aplicado».

Aquellas negociaciones de paz desembocaron después en el tratado firmado en Sudáfrica el pasado diciembre por el presidente Joseph Kabila –del Reagrupamiento para la Democracia Congoleña (RCD)-Goma–, por el Movimiento para la Liberación del Congo y por una representación de la sociedad civil.

Según los acuerdos, Kabila seguía siendo presidente y se sumaban cuatro vicepresidentes en representación de las cuatro partes signatarias. Los ministerios de Interior, Exterior y Defensa se repartían entre el gobierno y los dos movimientos de la guerrilla.

Después de dos años, todas las formaciones políticas concurrirían a unas elecciones libres.

Sin embargo, a pocos meses de la firma de los acuerdos, en el mensaje titulado «He visto la miseria de mi pueblo (Ex 3, 7). Demasiado, ¡es demasiado!», los prelados denuncian firmemente que la guerra de ninguna manera ha terminado.

No sólo los acuerdos no se respetan, sino que los contendientes tergiversan y multiplican los pretextos para continuar la guerra. Mientras «la miseria de la población ha alcanzado un nivel insoportable», exclamaron los obispos.

Ante esta situación, los pastores escribieron: «Denunciamos enérgicamente las intrigas de los adversarios, su indiferencia frente a la miseria del pueblo, su obstinación en la guerra».

«La responsabilidad de esta situación –afirmaron– recae especialmente en los políticos locales, preocupados sólo de sus intereses egoístas, cuya política nada tiene que ver con la búsqueda del bienestar de la población».

«La miseria se extiende cada día más. Son muchos los niños que mueren de desnutrición, especialmente en las zonas de guerra, pero también en Kinshasa, una ciudad de 8 millones de habitantes», explicó Valerio Shango, consultor de los obispos congoleños, a los micrófonos de Radio Vaticana.

«En el noroeste –continuó– hay zonas ocupadas por los rebeldes de la facción filo-rwandesa, encabezados por Onosuma, y los de la facción filo-ugandesa, que dependen de Jean-Pierre Bemba».

«Adultos, ancianos, mujeres y niños mueren cada día de malaria, tuberculosis, neumonía, Sida y hambre. Esta es la situación que se complica con las atrocidades cometidas en el norte del país», explicó.

Es el marco en el que los obispos han lanzado su «ultimátum» y han pedido gestos concretos, tales como «el cese inmediato de las hostilidades, la libre circulación de personas y mercancías, y la destrucción de todas las armas ligeras –y también las pesadas– en presencia del pueblo para mostrar que se cree de verdad en la paz», concluyó Shango.

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ZENIT Staff

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