Representante del Vaticano agradece la fe de los católicos en Moscú

Durante su visita, el cardenal Roger Etchegaray se reunirá con el patriarca Alejo II.

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MOSCÚ, jueves, 23 febrero 2006 (ZENIT.org).- Por guardar su fe y ser testigos del amor del espíritu de Cristo, el cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito del Consejo Pontifico para la Justicia y la Paz, dio las gracias a todos los católicos moscovitas durante su visita especial a la capital rusa.

Invitado por el arzobispo metropolita de la arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú», monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, el cardenal presidió el pasado 19 de febrero una misa solemne en latín en la catedral de esta ciudad donde, al inicio de su homilía, se disculpó con los fieles por no comunicarse con ellos en ruso.

«Soy vasco –dijo su excelencia Etchegaray– y mi idioma natal es precisamente el vasco, pero por motivos de traducción me dirijo a ustedes en francés y les pido una disculpa por no poder hablarles en ruso».

Fue así que el Cardenal Echegaray recordó durante su homilía que cuando visitaba la extinta Unión Soviética, muchos católicos no tenían la oportunidad de asistir a ritos litúrgicos. Sin embargo, era ahora una bendición participar de la misa «en tan hermosa catedral».

«Antes de mi visita a Moscú –recordó el purpurado– volví a leer la homilía del cardenal Angelo Sodano que pronunció con motivo de la consagración de la catedral en el umbral del Jubileo del Año 2000».

«En aquel entonces el cardenal Sodano mencionó unas bellísimas palabras que quisiera recordarles: ustedes entran a un templo para amar a Dios y salen de él, para amar al prójimo».

El representante vaticano exhortó a los católicos a releer con frecuencia el evangelio de san Juan para fortificarse en el amor de su mensaje. «Amar al prójimo no es fácil porque lo tenemos cerca de nosotros y le conocemos todas sus debilidades», dijo el cardenal Etchegaray.

Agregó que en Rusia el prójimo es por lo general una persona no católica, por lo que exhortaba a los fieles a construir relaciones con toda la gente en el espíritu del amor cristiano.

De igual forma, el cardenal se manifestó confiado en que la visita que hará también en estos días al patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alejo II, con motivo de su cumpleaños y onomástico, contribuya a mejorar las relaciones entre la Iglesia católica y la ortodoxa.

«Conozco al santo patriarca Alejo II desde hace más de treinta años», reveló el cardenal Roger Etchegaray. «Trabajamos mucho en conjunto para que la gente conociera mejor a Jesucristo en los difíciles años del comunismo». Y reconoció que ahora se puede hacer todavía mucho más.

Continuando con su homilía, el cardenal Etchegaray hizo referencia a la encíclica del Papa Benedicto XVI «Deus caritas est» al reflexionar sobre la justicia y la misericordia. «El símbolo de la justicia es la balanza; pero la misericordia no tiene balanzas porque el amor no se puede pesar. El servicio de la Iglesia en el mundo, es el servicio del amor, de la misericordia», expresó.

Al término de la misa, el arzobispo Kondrusiewicz agradeció la visita del cardenal Roger Echegaray y recalcó que su presencia es símbolo de la universalidad y unidad de la Iglesia.

El cardenal Roger Etchegaray fue presidente del Consejo Pontifico para la Justicia y la Paz, y de la Comisión para el Gran Jubileo del Año 2000. Juan Pablo II le encomendó delicadísimas misiones en Irak, Bosnia, China y otros países.

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ZENIT Staff

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