Rusia: La prensa critica el retiro del visado al sacerdote italiano

Carta de obispo ortodoxo a Putin para impedir una iglesia católica en Pskov

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MOSCU, 12 abril 2002 (ZENIT.org).- Ha levantado polémica en Moscú el caso del sacerdote italiano Stefano Caprio al que se le ha retirado el visado de ingreso en Rusia cuando se encontraba en Italia. Las críticas se han hecho explícitas en la prensa rusa.

El diario «Vremya Novosti» escribe que la única razón para no dejar entrar al sacerdote en Rusia es «hacer un desaire al Papa».

Por su parte «Izvestia» ha dado amplio espacio a las declaraciones de representantes católicos en Rusia, subrayando que el padre Caprio «no se ocupaba de otra cosa que de actividades pastorales y didácticas».

Un sacerdote del Patriarcado de Moscú se ha pronunciado contra la intolerancia anticatólica.

El padre Georgij Cistjalkov, director del Centro de Investigación sobre la Religión y la Literatura Religiosa de la Biblioteca Nacional rusa y miembro de la Academia de las Ciencias ha declarado al diario italiano «Avvenire»: «Con los católicos en Rusia debemos mantener relaciones fraternas porque ellos aquí representan a una minoría respetada y con autoridad moral».

El Ministerio de Exteriores ruso explicó en una nota este jueves que se le ha negado el visado al sacerdote italiano porque se ocupaba de «actividades incompatibles con el estatus de ministro del culto». El texto no explica cuáles.

En Pskov, una ciudad de unos 200.000 habitantes cerca de la frontera con Estonia, el párroco católico, Krzysztof Karolewsky, había logrado el permiso para construir una nueva iglesia. Las obras habían empezado en marzo. Pero un mes después, el 3 de abril, el jefe de los servicios técnicos comunales Valerij Polupanov comunicó al sacerdote que las obras debían suspenderse.

Justo unos días antes, el obispo ortodoxo Evsejiv había enviado una carta de protesta contra la construcción de la iglesia al presidente Vladimir Putin y al gobernador de la región Evgenij Mikhajlov.

Un mensaje en tono muy duro en el que se llega a pedir que «se haga lo posible para no permitir el triunfo en la santa tierra de Pskov de los destructores de nuestra patria y de nuestro pueblo, el Papa de Roma, y del catolicismo enemigo del pueblo ruso».

Estas palabras han provocado la preocupada reacción del metropolita católico de Moscú Tadeusz Kondrusiewicz: «Es un precedente muy peligroso. Si no se estudia y valora atentamente, se puede desencadenar en toda Rusia una oleada de manifestaciones anticatólicas de las que es imposible prever las consecuencias».

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ZENIT Staff

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