Cardenal Sandri: “Benedicto XVI estaba deseando viajar a Tierra Santa”

Presentado en Roma un libro sobre los Santos Lugares en preparación del viaje papal

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ROMA, martes 5 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- El cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, afirma que este viaje a Tierra Santa era uno de los proyectos que el Papa Benedicto XVI acariciaba desde los primeros momentos de su pontificado.

Así lo afirma durante unas declaraciones a los periodistas reunidos para la presentación del libro «Tierra Santa – Viaje donde la fe es joven» (editorial AVE), en preparación del próximo viaje papal escrito por el periodista italiano Giorgio Bernardelli, prologado por el Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa.

Según revela el cardenal Sandri, quien formará parte del séquito papal, «este deseo de visitar Tierra Santa era un deseo del Papa desde el principio, cuando hablábamos de los viajes. Él ha tenido que realizar los viajes que ya estaban programados en el pontificado precedente, como la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia o la Jornada de las familias de España».

«En cambio, su gran deseo como primer viaje y, digamos, como significado de todo su pontificado hacia Jesús, hacia la Palabra de Dios, era ir a Tierra Santa», añadió, «el viaje principal que dada la tónica de todo su pontificado era este».

Una misión de paz

Para el purpurado, Tierra Santa «es testigo de una juventud perenne ofrecida a la Iglesia y, a través de la Iglesia, a la humanidad».

«A Tierra Santa se le ha confiado una misión de esperanza. Es la esperanza de una Jerusalén celeste, de una convocatoria definitiva desde Oriente a Occidente, de todos los pueblos, en alabanza del Señor…» Por ello, añadió, «la Jerusalén histórica y los cristianos que viven fisicamente o con el corazón en ella, y sobre todo con la fe, deben compartir la misión de unidad y de paz, propia de la Iglesia, y que encuentra en esta ciudad su icono insuperable».

En este sentido, auguró que la visita del Papa «sea una llamada a todos los responsables a todos los niveles para que no tarden en liberar definitivamente la paz, entregada al mundo por Cristo Resucitado, Príncipe de la Paz».

Unidad de los cristianos

El cardenal Sandri, por otro lado, relató sus propias experiencias de viajes anteriores a Jerusalén, y destacó que «se está haciendo un gran trabajo de diálogo, de encuentro sobre todo entre los católicos del Patriarcado latino, la Custodia de Tierra Santa y los hermanos greco ortodoxos y armenos».

Estos encuentros pretenden, explicó, «limar las asperezas que puedan haber y para poder mantener a cada uno los derechos adquiridos durante la historia, para mostrar en cambio en este campo una unidad a la hora de gloriar a Cristo y de llevar a la gente a verlo».

«A veces se dan episodios negativos dentro de las relaciones cotidianas, pero ciertamente a nivel de Iglesias hay un camino hacia la unidad», añadió.

Explicó que por su parte no ha recibido opiniones contrarias a la visita del Papa por parte de los distintos prelados, sino que al contrario, su llegada se interpreta como un «signo de esperanza en medio de las dificultades».

«Con su presencia, el Papa es portador de serenidad, de paz y de estímulo a todos aquellos que son responsables de la realidad o de la situación de aquella gente. En este caso, en Tierra Santa, supone un aliento a este proceso de paz tan largo y con tantas dificultades».

También para el autor del libro, Bernardelli, esta visita es «un momento importante para la Iglesia, cuando Pedro vuelve a la tierra de sus orígenes, para redescubrir las raíces de la propia fe», así como «para el diálogo con hebreos y musulmanes, creo que el Papa podría sorprendernos sobre esto».

En declaraciones a ZENIT, Bernardelli afirmó que es necesario ver a la Tierra Santa en su conjunto, «y no deteniéndose a verla en su dimensión histórico-bíblica, cerrando los ojos a la vida de quienes viven hoy allí, o a la inversa, deteniéndose sólo en los problemas actuales».

También el cardenal Sandri subrayó que «no existe otro lugar en el mundo en el que los cristianos de toda confesión y los creyentes en el Dios verdadero, como tantos otros buscadores de Dios del mundo entero, puedan tener el privilegio de un contacto tan intenso con Él».

[Por Inma Álvarez, con información de Mercedes de la Torre]

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ZENIT Staff

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