Ucrania: 'Mostrar solidaridad con los que sufren la injusticia'

Entrevista con Borys Gudziak, rector de la Universidad ucraniano-católica

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ROMA, domingo 17 junio 2012 (ZENIT.org).- «El caso Timoshenko representa un fenómeno amenazador. El sistema judicial de Ucrania es corrupto». Con estas palabras,Borys Gudziak, rector de la Universidad ucraniano-católica (UCU) de Lviv, ha criticado la justicia del país.

En una entrevista con colaboradores de la fundación católica internacional «Ayuda a la Iglesia Necesitada», Gudziak subrayó: «Las actividades criminales de las personas en el poder se toleran frecuentemente mientras que personas relativamente inocentes se han convertido en víctimas de aquellos que manipulan el criminal sistema judicial. Por ello, es importante que se manifieste la solidaridad internacional con quienes sufren la injusticia».

Borys Gudziak, nacido en Estados Unidos, es sacerdote de la Iglesia greco-católica de Ucrania y, desde 2002, rector de la Universidad ucraniano-católica de Lviv. Entre otras instituciones, estudió en la Universidad de Harvard y en el Instituto Pontificio Oriental de Roma.

«Ayuda a la Iglesia Necesitada» apoya más de 40 proyectos en las cuatro sedes ucranianas de la Eurocopa, Kharkov, Donetsk, Kiev y Lviv.

La Eurocopa 2012 de Polonia y Ucrania comenzó el 8 de junio. ¿Qué significa para su país este acontecimiento deportivo?

–Borys Gudziak: Durante decenios, e incluso durante siglos, Ucrania ha vivido en un aislamiento involuntario. Hace 25 años, en la República Socialista Soviética de Ucrania existían, para sus 52 millones de habitantes, tan solo 32 líneas telefónicas internacionales. ¿Y hoy en día? Hoy, en tan solo un aula de nuestra universidad hay, en los bolsillos de nuestros estudiantes, un número mayor de teléfonos móviles con los que se puede llamar al extranjero. La Eurocopa 2012 es un ejemplo deportivo del camino progresivo y a menudo doloroso que ha recorrido Ucrania para salir del aislamiento mundial.

Nuestra ciudad, Lviv, se beneficiará durante muchos decenios del aeropuerto que se ha construido con ocasión de la Eurocopa 2012. Hay informaciones fidedignas sobre amplios casos de corrupción en relación con el Eurocopa; desgraciadamente, es probable que no carezcan de fundamento. Sin embargo, se han rehabilitado carreteras y la cultura de servicios ha recibido impulsos positivos. Nuestra ciudad y nuestro país están en condiciones de recibir no solo a turistas, sino también a gente de negocios y otras personas que buscan el contacto con Ucrania. En definitiva, la vida intelectual es una experiencia de comunicación y relaciones. Espero que este acontecimiento deportivo suponga una ocasión espléndida para las relaciones humanas y la amistad.

Debido a la condena y el encarcelamiento de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, fuertemente censurados por los medios occidentales que le han dado una amplia cobertura, políticos de Europa occidental han declarado que no visitarían Ucrania para mostrar así su desaprobación. ¿Qué opinión le merece este debate?

–Borys Gudziak: Es importante que los líderes políticos europeos se tomen en serio los abusos y las injusticias que ocurren en Ucrania y en otros países. El caso Timoshenko representa un fenómeno amenazador. El sistema judicial de Ucrania es notoriamente corrupto; las actividades criminales de las personas en el poder se toleran frecuentemente mientras que personas relativamente inocentes se han convertido en víctimas de aquellos que manipulan el criminal sistema judicial. Es importante que se manifieste la solidaridad internacional con quienes sufren la injusticia; pero también es importante hacerlo de un modo proporcionado y equilibrado, pues de lo contrario existe el peligro de que se produzcan nuevas –e incluso peores- injusticias. El Gobierno ucraniano ha generado una indignación internacional. Pero no menos indignación debería mostrarse frente a lo que está sucediendo en Rusia, donde el régimen ejerce presión sobre periodistas y los líderes que defienden los derechos ciudadanos: allí se está lesionando de modo más grave que en Ucrania la libre expresión política e incluso religiosa. Sin embargo, no hemos oído que se vaya a producir un boicot de acontecimientos previstos en Rusia como los futuros Juegos Olímpicos de invierno en Sochi.

Creo que muchos políticos europeos, en los últimos veinte años, han tomado medidas adecuadas e incluso proféticas en sus acciones y declaraciones relativas a Ucrania. La política más consecuente y constructiva ha sido la que ha llevado a cabo Polonia. Teniendo en cuenta las históricamente difíciles relaciones entre Polonia y Ucrania, la reciente política polaca frente a Ucrania es, en mi opinión, una pequeña revolución geopolítica.

Sin embargo, al mismo tiempo algunos políticos europeos se han mostrado, en sus actuaciones y declaraciones, todo lo contrario a constructivos. Tomemos por ejemplo la manifestación de Romano Prodi en 2005, cuando dijo que Ucrania nunca sería miembro de la UE («Ucraniatiene las mismas posibilidades de adherirse a laUEque Nueva Zelanda»). Fue agua para el molino de aquellas fuerzas que se oponen a las reformas y al desarrollo de nuestro país. La aquiescencia de algunos países con el maltrato ruso en cuestiones como la política del gas es comprensible desde el punto de vista económico, pero es, en último término, corto de miras.

En ocasiones resulta difícil conciliar las contradicciones y la cortedad de miras de algunas medidas de la UE con los objetivos europeos a largo plazo como la paz, la estabilidad y el bienestar. Esperemos que prevalezcan en último término las voces y visiones proféticas.

¿Cómo describiría la situación política actual en su país?

–Borys Gudziak: La situación política actual en Ucrania es tensa e impredecible. Existe el temor de que Ucrania no solo camine en dirección a un estado autoritario al estilo ruso, sino hacia una dictadura según el modelo bielorruso. No está claro si la oposición conseguirá unirse y ofrecer una alternativa convincente a las fuerzas dominantes. Para comprender completamente la situación política hay que entender la situación humana: en el siglo XX, los ucranianos han perdido a 17 millones de compatriotas debido al totalitarismo y a las guerras; por ello son un pueblo traumatizado. Un niño del que se ha abusado precisa una terapia paciente y cariñosa durante decenios. El desarrollo de tradiciones democráticas no es como un nescafé: no hay soluciones o gratificaciones prefabricadas ni instantáneas. Al igual que el Israel bíblico, Ucrania precisará 40 años; es decir, dos generaciones, para lograr la transición de la esclavitud a la libertad y la responsabilidad completa.

¿Qué significa esto para las confesiones cristianas en su país, y en particular para la Iglesia greco-católica?

–Borys Gudziak: Hoy en día, las confesiones cristianas en Ucrania y la Iglesia grecocatólica están llamadas a decir la verdad, a testificar auténticos valores humanos para expresar así la esperanza de que la justicia y la dignidad humana pueden prevalecer y prevalecerán. La corrupción que hostiga a la sociedad ucraniana no es solo un fenómeno impuesto desde arriba y producido por unos líderes cínicos y codiciosos. La corrupción está profilerando en toda Ucrania y en ella está directamente envuelta una mayoría inmoral. Las Iglesias deberían conducir a sus fieles hacia una responsabilidad personal y social madura: las reformas en Ucrania han de comenzar conmigo, en mi familia, en mi calle y en mi pueblo. Ningún Mesías de vestido naranja ni un zar de uniforme azul salvará Ucrania. Los ucranianos han de adoptar responsabilidad por sí mismos. Después de buscar una solución milagrosa de los problemas estamos comprendiendo que el auténtico problema y su solución están dentro de nosotros mismos, donde mora y actúa el Espíritu Santo.

Usted es desde comienzos de 2002 rector de la Universi
dad ucraniano-católica de Lviv. ¿Qué significado tiene esta institución para el país y para la Iglesia? ¿Cuál es su resumen personal después de estos diez primeros años?

–Borys Gudziak: En un tiempo relativamente breve, la Universidad ucraniano-católica comenzó a contribuir de modo visible y sustancial a la reforma universitaria en Ucrania. Debido a la calidad de la formación en Artes Liberales en la UCU, a la ausencia de corrupción dentro de nuestros muros, al fomento de una ética cristiano-académica o a los buenos contactos con grupos marginados (p.ej. a personas con discapacidades mentales), la UCU está imponiendo nuevos estándares en Ucrania. Más de 350 sacerdotes bien formados y las primeras 400 mujeres en los 1000 años de historia cristiana en Ucrania han obtenido titulaciones en Teología. Nuevos programas de psicología, bioética, ciencias económicas, periodismo y tecnología informática se han iniciado con éxito, o comenzarán pronto.

La UCU trabaja pacientemente yendo a las raíces de cuestiones vitales. Si Ucrania quiere hacer valer su identidad europea, entre otras muchas cosas, ha de redescubrir la herencia clásica europea en su propio lenguaje. No solo traducimos textos patrísticos, sino también a Platón. La comunidad académica en la Universidad reflexiona seriamente sobre los desafíos de la condición cultural y social posmoderna y global. Tan importante como esto es que la Universidad, a pesar de la presión que ejercen las autoridades y las fuerzas nacionales de seguridad, se empeñe en aprender de los mártires del siglo XX. Por ello, la Universidad se niega a comprometer los principios de la libertad académica. En todos los campos, la UCU busca un lenguaje eficaz de comunicación en nuestro tiempo. La UCU, a la que solo pertenece el 1 % de los universitarios de la ciudad, produce el 25 % del discurso público universitario en nuestra ciudad sobre numerosas cuestiones sociales, éticas, culturales y políticas. La voz de la UCU se oye a nivel nacional y también internacional. Esto no sería posible sin el apoyo y la solidaridad de innumerables benefactores y socios de muchos países y diferentes continentes, a los que estamos profundamente agradecidos.

Estoy seguro que la comunidad de la UCU continuará creciendo, de modo lento pero seguro, y de que mostrará enfoques aún más valientes y creativos.

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ZENIT Staff

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