Un «arzobispo» disidente ordena sacerdotes a siete mujeres en Alemania

La Conferencia Episcopal Austríaca confirma: la ordenación no es válida

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PASSAU/VIENA, 1 julio 2002 (ZENIT.org).- Siete mujeres han sido ordenadas sacerdotes en Alemania por un sacerdote argentino disidente, ordenación que fue inmediatamente declarada «no válida» por la Conferencia Episcopal Austríaca. El sacerdote, Rómulo Braschi — que fue excolmulgado en los años setenta –, afirma haber sido ordenado obispo por otros dos excomulgados.

Las mujeres ordenadas, la mayoría doctoras en Teología de nacionalidad alemana, austríaca y estadounidense, recibieron la ordenación del sacerdote Rómulo Braschi, fundador de la denominada «Iglesia Católica Apostólica Carismática de Jesús Rey», que se autotitula «Liturgia de la Palabra».

El arzobispado de Munich [ http://www.erzbistum-muenchen.de ] advirtió que el argentino, de 61 años, es un presbítero que fue excomulgado en los años setenta y calificó la ceremonia de «farsa» y propia de una secta.

Braschi asegura que fue «ordenado» obispo por otros dos colegas suyos, igualmente excomulgados, el «obispo» brasileño Roberto Garrido Padin y el «arzobispo» Hillarios Ungerer, de la llamada «Iglesia Católica Libre». El argentino se hace llamar «arzobispo» de Munich, Zurich, Buenos Aires y Salvador de Bahía.

La ceremonia, presenciada por unas 300 personas, tuvo lugar en un barco amarrado en el Danubio, cerca de Passau (sur de Alemania), y asistieron a Braschi un obispo austríaco, Ferdinand Regelsberger, y un prelado checo. Una de las mujeres ordenadas es una religiosa de una orden monástica católica, cuyo nombre no ha sido revelado para evitar sanciones del Vaticano.

La Conferencia Episcopal Austríaca ha declarado que «una ordenación simulada como ésta no es válida» y ha lamentado que «un pequeño grupo de mujeres haya querido forzar el camino hacia la ordenación despreciando el magisterio y la tradición de la Iglesia católica», según la cual «el sacramento de la ordenación sólo puede ser conferido a los hombres».

La Santa Sede no reconoce la «Iglesia de Jesús Rey» que, con sede en Munich, afirma tener 13.000 seguidores en todo el mundo; sin embargo, fue el propio Braschi quien rompió con el Vaticano. Según Braschi, «la Iglesia católica tiene urgente necesidad de reformas, reclamadas por gran número de obispos y fieles en el mundo entero, sobre todo el sacerdocio de las mujeres y la integración de las familias en la vida religiosa, susceptible de dar un nuevo impulso y hacer frente a la crisis de vocaciones».

Braschi declaró que comprendía «el nerviosismo de la Iglesia católica romana» ante la ordenación de las siete teólogas, porque «el Vaticano acostumbra a tratar como secta todo lo que disiente de su dogma, cuando la Iglesia Católica nació de una escisión del judaísmo».

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ZENIT Staff

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