Violencia en Colombia, «¿Hasta cuándo, Señor?».

Tremendo llamamiento del arzobispo de Cali

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CALI, 10 agosto (ZENIT.org) .- «Un guerrillero que secuestra y asesina, que destruye pueblos enteros y se burla de los procesos de paz, carece de las virtudes que distinguen al ser humano y se convierte en el más miserable de los hombres». Con estas duras palabras ha comentado en el diario colombiano de «El País», monseñor Isaías Duarte Cancino, arzobispo de Cali, algunas de las últimas acciones de los guerrilleros de su país.

En particular, el arzobispo comenta la reciente masacre de Arboleda, pequeño poblado del que no ha quedado prácticamente nada.

A finales de julio el poblado de la Arboleda fue atacado durante dos días por centenares de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejándolo semidestruido. El número de muertos fue al menos de doce. Los guerrilleros llegaron en autobuses, camiones y un pequeño automóvil. Dos de los vehículos repletos de explosivos fueron detonados frente al comando de policía y el centro de salud, afirmó uno de los habitantes del pueblo en declaraciones a la prensa. A continuación, lanzaron cilindros explosivos contra el comando de la policía y la iglesia y destruyeron todo el centro del pueblo. Los cuerpos de policías y civiles quedaron incinerados, irreconocibles.

«Arboleda es un caso más de barbarie humana –explica el arzobispo de Cali en un editorial publicado por «El País»–, que como colombiano me sacude hasta lo más profundo del alma y, lo confieso, aún no entiendo cómo un grupo de hermanos toma al otro, lo destruye hasta el sadismo más aberrante y después en un gesto de pérdida de la razón juega con sus cabezas, quitándole al fútbol su verdadero significado de promoción de la persona humana. ¿Hasta cuándo en esta patria, tendremos que aguantar grupos de vándalos que porque llevan tres o cuatro letras en el brazalete ELN, FARC, piensan que les está permitido sembrar pánico y terror por nuestra geografía, obrando como ordas de sanguinarios fratricidas, cometiendo secuestros, crímenes, genocidios y ataques a poblaciones y policías indefensos; crímenes de lesa humanidad?».

«Un guerrillero supuestamente vale por las armas que posee –añade el prelado–, pero quítenselas y su proyecto se habrá derrumbado y será el más cobarde de los hombres».

«Hoy –confiesa Duarte Cancino–, en la soledad que me produce la angustia de mis hermanos de patria, medito y musito una oración a Dios pidiéndole perdón para estos criminales, pero suplicándole también que un día los tribunales de justicia internacionales cumplan, es nombre de la humanidad, con el deber de condenarlos por estos crímenes o pecados de lesa humanidad».

«Pidamos al Señor que el Gobierno colombiano haga cumplir la Constitución y la Ley, y encuentre caminos de paz, en la justicia social y la concordia entre todos los colombianos –concluye el artículo de monseñor Isaías Duarte–. Quiera Dios que la misma sociedad civil ultrajada y humillada pueda sentarse un día en las mesas de negociación para defender sus derechos y exigirles a los violentos lo que el Estado colombiano no fue capaz de exigir».

Los jefes de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) se reunieron ayer con funcionarios del Gobierno colombiano y diplomáticos de Cuba, España, Francia, Noruega y Suiza para consolidar el proceso de paz con el grupo rebelde. Durante este encuentro, los participantes tendrán la tarea, como lo afirmaron en días pasados en la Declaración de Ginebra, de propiciar la generación de las condiciones necesarias para continuar desarrollando el proceso.

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ZENIT Staff

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