MOSCU, 16 agosto (ZENIT.org).- En las iglesias ortodoxas de Rusia se encendían esta mañana velas votivas por los marinos encerrados en el sumergible nuclear ruso «Kursk». Sin embargo, las esperanzas para rescatarlos con vida, según de los expertos, son pocas: desde esta mañana se habían dejado de recibir las señales del sumergible ruso, que desde el sábado pasado se encontraba atrapado a cien metros de profundidad, en el mar de Barents.
El viceprimer ministro, Ilia Klebanov, jefe de la Comisión de investigación gubernamental sobre la tragedia, ha añadido que esto no significa que los hombres hayan muerto, pues las reservas de oxígeno deberían durar todavía dos días.
El presidente ruso Vladimir Putin definió hoy como «crítica» la situación del equipaje del submarino nuclear «Kursk». En declaraciones recogidas por la agencia Interfax, Putin ha afirmado que «se han hecho todos los esfuerzos posibles para rescatar a los hombres», pero su situación «es grave, diría aún más crítica».
De todos modos, en el momento del cierre de esta edición continuaban los intentos desesperados por salvar a los 116 hombres enjaulados en el sumergible.