JARTUM, 15 agosto (ZENIT.org).- Los bombardeos siguen siendo una rutina en la vida de las poblaciones que viven en el Sur de Sudán, en la región de Bahr el Ghazal. La aviación del ejército gubernamental ataca esta provincia desde hace semanas y el número de las víctimas aumenta, esta es la dramática constatación que hacen los misioneros que se encuentran en el país.
«Esta guerra sigue adelante desde 1983, causando más de dos millones de muertos, y ya no se puede más», ha declarado el obispo de Rumbek, monseñor Cesare Mazzolari, en una entrevista concedida a la agencia de información misionera MISNA.
«Pedimos al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, –añade el prelado- que mande también un contingente de cascos azules al Sur de Sudán. Es el único modo para garantizar una tregua en los enfrentamientos y de los bombardeos».
Según informaciones ofrecidas por monseñor Mazzolari, unas 500 mil personas se encuentran en condiciones desesperadas en la diócesis de Rumbek. Entre las continuas violaciones de los derechos humanos, se registran los bombardeos que en días pasados han tenido lugar sobre la misión de Tonj y sobre el hospital misionero de Gordhim. Los 50 misioneros de la diócesis, sin embargo, permanecen junto a la población.