ROMA, 19 sep (ZENIT.org).- De las ventajas y peligros de las nuevas tecnologías de la información se ha hablado en un reciente congreso internacional sobre información, valores y democracia, organizado en Roma por las Universidades Luiss y Lumsa. «Radio Vaticano» ha entrevistado al director general del Instituto Europeo de Medios de Comunicación de Düsseldorf, Jo Groebel.
¿Cuál es el futuro de la información? Para Jo Groebel el desarrollo de la comunicación se está produciendo en torno a las nuevas tecnologías que permiten acceder y transmitir en tiempo real noticias provenientes de cualquier parte del mundo. La información por ello está totalmente proyectada hacia la inmediatez, la universalidad, la convergencia de las tecnologías de la comunicación, con un consiguiente abandono de los confines espacio-temporales. El escenario y el contenido de los medios de comunicación, abriéndose a una nueva sociedad donde todos, a través del teléfono, ordenador y televisión pueden disfrutar de las informaciones, tienden por tanto a abandonar el ámbito periodístico y a escapar a los controles éticos, profesionales y jurídicos.
–Entonces, profesor Groebel, ante este riesgo, ¿es posible ser optimistas ante el futuro de poder contar con una información correcta?
–No se trata de dar un juicio positivo o negativo por definición: la tecnología es neutral. El problema es lo que nosotros, como sociedad y como periodistas, hacemos de ella. Veo muchos aspectos positivos de la información futura, pero me preocupo también por la gran cantidad de peligros. En mi opinión, los principales peligros son dos: primero, que la información se haga salvaje, incontrolada, sin estructura y no creíble porque con tantas opciones perdemos la capacidad de valorar la veracidad la información. La otra gran amenaza es a la intimidad: toda esta cantidad de informaciones a disposición de cualquiera sigue una doble dirección: yo puedo recibir informaciones pero al mismo tiempo, sin yo saberlo, muchas noticias sobre mí y sobre mi familia podrían, potencialmente, ser difundidas. Por tanto, mantengo que la imagen terrorífica del «Gran Hermano» esta en parte tomando forma verdaderamente.