En el mensaje, el obispo de Roma le pide al purpurado que afirme en el encuentro la importancia de la nueva evangelización, que exhorte a las familias a cultivar las vocaciones misioneras entre sus propios hijos y que recomiende la oración por las misiones. El Papa encarga, por último, a su enviado especial la tarea de llevar su saludo y bendición a toda la Iglesia en Filipinas.