Jóvenes del Este de Europa vendidas como madres de alquiler

Denuncia el padre Lodeserto, director del centro de acogida «Regina Pacis»

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LECCE, 20 sep (ZENIT.org).- En Italia, ya no se trata sólo de explotar a las jóvenes extranjeras de los países del Este por medio de la prostitución. Ha surgido una nueva forma de explotación más cruel. Son utilizadas como si fueran fábricas de hijos, alquilando el propio útero. Lo ha denunciado a «Radio Vaticano», el padre Cesare Lodeserto, responsable del centro de acogida a refugiados «Regina Pacis», de la diócesis de Lecce.

El sacerdote está a punto de emprender un viaje a Ucrania y Moldavia, lugares en los cuales, con la realización de microproyectos, se trata de resolver en el origen el problema de la trata de mujeres y reinsertarlas una vez que regresan tras la triste experiencia de venderse en las calles italianas.

«En el anterior viaje a Moldavia –explica el padre Cesare– hemos tenido la ocasión de conocer una nueva forma de esclavitud puesta en práctica por organizaciones albanesas. Estas mafias contactan a las chicas a quienes, por tres mil dólares, piden que se dejen embarazar por un italiano, y vivan cerca de una familia que no puede tener hijos. Pasados los nueve meses, tras el parto, estas chicas dejan el niño y vuelven a su país. Es una nueva forma de comercio y de esclavitud que hemos constatado y que empezaremos a denunciar cada vez más abiertamente».

Con el fin de luchar contra esta nueva forma de esclavitud, el centro «Regina Pacis» ha abierto representaciones en Kiev (Ucrania) y Chisinau (Moldavia). «Contactamos con las familias de origen de estas chicas –explica el sacerdote–. Si están todavía en Italia y las familias no conocen su opción desesperada, tratamos de recrear ante todo una relación. Esta es la cosa más agradable. Nadie puede imaginar la fiesta que se hace en aquellas casas a las que se llevan noticias de la propia hija».

«Luego –añade– tratamos de prestar apoyo a sus necesidades realizando microproyectos, orientados sobre todo hacia actividades agrícolas y artesanales que pueden ir desde la realización de un pozo artesano al cultivo o la apertura de un taller de peluquería o pastelería».

Y la actividad no acaba aquí: «En las representaciones de Ucrania y Moldavia, tratamos de explicar también cómo se puede entrar en Italia de forma legal y actuamos en estrecho contacto con las Caritas de las iglesias locales. La Iglesia católica está presente en Ucrania de manera muy organizada; en Moldavia sólo hay 14 sacerdotes y tienen mayor necesidad de este apoyo. El obispo del lugar nos ha animado diciendo: «Haced lo que tenéis que hacer. Nosotros tenemos el gran problema de que la gente muere de hambre» y actuamos con el máximo respeto también respecto a la Iglesia ortodoxa».

«Nuestra actividad no es de culto sino testimonio cristiano que viene de la caridad de cada día –indica el padre César–. Ciertamente, dado que quien se presenta a las familias es un sacerdote católico, la gente percibe una gran diferencia porque llegamos allá donde nadie ha puesto el pie, sólo por razones de caridad, algo que no se ve en el mundo ortodoxo».

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ZENIT Staff

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