TURIN, 25 sep (ZENIT.org).- Desde hace más de diez años, no realizaba una visita oficial a Italia una delegación de la Iglesia ortodoxa rusa. Lo hizo el sábado pasado su eminencia Kirill Gundiaev, metropolita de Smolensko y Kaliningrado.

El patriarca de Moscú, Alejo II lo envió con ocasión de la exposición jubilar de la Sábana Santa de Turín. De esta manera, aunque haya sido por breves momentos, se han reunido las dos iglesias bajo el signo de la sagrada reliquia en la catedral de Turín.

Según el metropolita Kirill Gundiaev, ha sido un momento importante de fuerte impacto: «Creo verdaderamente que es un acontecimiento de gran importancia. En primer lugar, en Rusia la Sábana Santa de Turín es venerada. La mayoría absoluta de la gente cree que sea verdaderamente el lienzo auténtico de Jesús. La consideran verdaderamente algo sagrado».

El viernes por la tarde, precisamente en la catedral, su eminencia Kirill había asistido junto al arzobispo de Turín, monseñor Severino Poletto, a las vísperas, celebradas según el rito ortodoxo. En las palabras del obispo de Turín, se veía la satisfacción por esta significativa ocasión de confrontación y hermandad: «La liturgia de Vísperas fue un signo muy positivo de voluntad de proseguir el diálogo, de mantenernos abiertos a la confrontación entre nosotros para que las dos comunidades cristianas --la católica y la ortodoxa-- un día se reúnan según el proyecto y la oración del Señor Jesús».