CIUDAD DEL VATICANO, 9 nov (ZENIT.org).- El diálogo ecuménico ha sido testigo hoy de un histórico paso. En la Sala Clementina del Vaticano, Juan Pablo II recibió a las seis de la tarde la visita de Su Santidad, Karekin II, Patriarca Supremo y Catholicos de todos los Armenios.
Tras el encuentro con el patriarca, el papa recibió a toda la delegación armenia. El ambiente estaba caracterizado por una solemnidad particular. Vinieron con Karekin II, además del ministro armenio para Asuntos Religiosos, 17 obispos de los cuatro rincones del planeta y numerosos representantes de la diáspora de América, de Europa, de Oriente Medio, África e incluso de Australia.
La Iglesia ortodoxa armenia cuenta hoy con unos 7 millones de fieles, de los cuales tan sólo 2 millones viven en Armenia. Los demás tuvieron que viven en el exilio como consecuencia del genocidio perpetrado por el Imperio Otomano.
Divididos después de más de 1500 años, católicos y armenios apostólicos pusieron fin, en 1996, a sus diferencias sobre la naturaleza de Cristo, cuestión teológica que había sido la causa de la separación original.
En su encuentro, Karekin II renovó la invitación de su Iglesia para que Juan Pablo II visite Armenia. El Papa había previsto ir a este país en junio 1999, al final de su visita apostólica a Polonia. El viaje se tuvo que suspender, pues el predecesor del patriarca actual, Karekin I, amigo del Santo Padre, cayó gravemente enfermo.
«Estamos convencidos de que las diferencias dogmáticas entre la Iglesia de Cristo son una ineluctable faceta de nuestra historia común –dijo Karekin II en su discurso–; son el resultado del intento de expresar una verdad particular con lenguajes distintos y modos de pensar, con la aspiración de penetrar en las profundidades de la divina revelación. De todos modos, estas diferencias no deberían ser entendidas como un obstáculo para nuestras relaciones fraternas, para nuestra unidad y amor en Cristo. En este sentido, profesamos la real y mística unidad de la Iglesia».
Por su parte, Juan Pablo II deseó ante el patriarca armenio que «el año de gracia de 2000 sea para todos los discípulos de Cristo un momento para dar un nuevo impulso a nuestro compromiso ecuménico, aceptándolo como un imperativo para las conciencias cristianas. De esto depende en buena medida el futuro de la evangelización, la proclamación del evangelio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo».
El culmen de la visita del patriarca armenio tendrá lugar mañana, con la celebración ecuménica en la que el Papa entregará a la comunidad armenia apostólica una reliquia de san Gregorio el Iluminador, protector del país caucásico. Al final de la liturgia, Juan Pablo II invitará a comer a Karekin II y a una parte de su séquito.