TURIN, 12 nov (ZENIT.org).- 84 religiosos y 4 religiosas y 17 laicos de la Familia Salesiana fueron enviados ayer como misioneros de la aurora del nuevo milenio.

Los religiosos proceden de los cinco continentes (31 europeos, 28 asiáticos, 20 americanos, 4 africanos, uno de Oceanía). Recibieron el crucifijo misionero de las manos del octavo sucesor de don Bosco, el padre Juan Edmundo
Vecchi.

Los misioneros abren nuevas fronteras en la presencia evangelizadora salesiana. Algunos partirán a países donde todavía no había hijos de don Bosco: Mongolia, Azerbaiyán, Kuwait, Irak e Isla Mauricio.

Otros países a los que irán los miembros de esta expedición son Etiopía, con la apertura de una prefectura apostólica, el noreste de Paraguay, Sri Lanka, India, Pakistán, Albania, y Kosovo, entre otros. En total, 40 irán a Africa, 26 a Asia, 3 a Medio Oriente, 8 a América, y 7 a Europa del Este.

Hasta el día de hoy, 10.074 salesianos han recibido el crucifijo en el santuario de María Auxiliadora de Turín y trabajan en 128 países.

Don Bosco soñó mucho en su vida. Sus sueños tenían sabor de profecía. Entre otros, los de las misiones han empeñado a los salesianos 130 veces en 125 años. El 11 de noviembre de 1875, partía la primera expedición hacia Argentina, con la intención declarada de alcanzar una región todavía virgen para el cristianismo, la misteriosa Patagonia. Allí los salesianos no serán sólo evangelizadores, se harán pioneros, descubridores, benefactores, defesores de los indios, y promotores de cultura.

Era la primera vez que don Bosco enviaba a sus hijos a la misión. Aquella cita en la basílica de María Auxiliadora de Turín se ha convertido en un punto fuerte, un rito indispensable que, si faltase, privaría a la congregación de algo específico y vital