El Papa prepara su viaje a Ucrania promoviendo el diálogo con los ortodoxos

Recibe en audiencia a los obispos de la Iglesia greco-católica de ese país

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CIUDAD DEL VATICANO, 1 dic 2000 (ZENIT.org).- Juan Pablo II se prepara ya para emprender su viaje a Ucrania. Lo reconoció el mismo esta mañana al recibir a 22 obispos de la Iglesia greco-católica de ese país, a quienes recibió esta mañana en audiencia.

El portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, confirmó ayer que la vista del Papa a este país ortodoxo, unido por íntimos lazos étnicos y culturales con Rusia, tendrá lugar entre el 21 y el 24 de junio. El anuncio del viaje había sido dada por la Santa Sede el pasado 6 de noviembre para desmentir rumores periodísticos sobre una inminente dimisión del obispo de Roma.

«Espero de corazón que el Señor me conceda estar cuanto antes entre vosotros, en tierra ucraniana –dijo–, para anunciar con todos los cristianos el deseo común de encontrar en Cristo la respuesta a las inquietudes del hombre y la única luz verdadera que no se pone. Espero ese día como un don espiritual».

En espera de «poderlo hacer personalmente», Juan Pablo II pidió a los obispos ucranianos que lleven a sus fieles «la bendición tierna y emocionada del Papa».

En su discurso, había dirigido un ardiente aliento a la Iglesia católica de rito bizantino-ucraniano, resurgida después de «los sufrimientos y la cruz, cuando el cruel régimen ateo había decretado su supresión», invitando a los obispos a «mirar adelante», con un proyecto común «que esté al servicio también de los hermanos y hermanas ortodoxos en vista de la plena comunión, como quiere Jesucristo».

Tras el renacimiento de la Iglesia en Ucrania, reconocida en tiempos de la «perestroika» de Mijaíl Gorbachov, tuvieron lugar disputas entre greco-católicos (conocidos también con el nombre de «uniatas») y ortodoxos, que se opusieron a la restitución de los templos que había expropiado Stalin y entregado a la Iglesia ortodoxa. En este contexto, el Santo Padre pidió a los católicos de rito oriental, así como a sus pastores, que encuentren «nuevas sedas de testimonio común, evitando estériles contraposiciones, conscientes de que el Padre de todos nos llama a la caridad para que el mundo crea».

Sin duda, estas palabras han preparado ya el futuro viaje del Papa, que podría ser la antesala de una posible visita a Moscú, abriendo eventualmente una prometedora estación de diálogo con la Iglesia ortodoxa («El viaje a Ucrania podría abrir las puertas de Moscú al Papa»).

Con signos de conmoción, el Papa subrayó que el Milenio del Bautismo del pueblo ucraniano, celebrado en 1988, marcó «el inicio de una nueva era», pues ha comportado «importantes cambios de naturaleza social y moral dirigidos a reconocer el derecho a la libertad religiosa para los católicos de rito oriental y para su Iglesia, que vive en la unidad con la Sede de Pedro desde hace 400 años».

Los católicos de rito bizantino eran cristianos ortodoxos que decidieron regresar a la unidad con Roma. Desde entonces los Papas les permitieron mantener sus ritos, que por ello coinciden con los de la Iglesia ortodoxa. Los obispos greco-católicos de Ucrania son en total unos treinta y guían a más de cinco millones de fieles en su patria y en la diáspora (sobre todo en la ex Unión Soviética, en el resto de los países de Europa, en América y Australia).

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ZENIT Staff

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