MANILA, 10 dic 2000 (ZENIT.org).- La presentación de un cheque por valor de 146 millones de pesos (2,7 millones de dólares), firmado por el presidente, es el primer acto del proceso por corrupción que se abrió el pasado jueves en el Senado de Manila contra Joseph Estrada. Mientras tanto, en el exterior, entre 50 y 60.000 personas se manifestaban convocadas por la Iglesia católica para pedir su dimisión.
El proceso, en el que actuarán como jueces los 22 senadores, se inició con una intervención de la acusación, según la cual el presidente ha amasado una fortuna embolsándose comisiones del juego de azar. Los abogados han usado palabras como «ladrón», «estafador» y el «jefe de todos los jefes del juego de azar».
El fiscal, Sergio Apostol, afirmó: «Demostraremos le existencia de una asociación criminal dirigida desde el más importante despacho del país».
El segundo fiscal, Joker Arroyo, aportó el cheque firmado por Estrada, bajo falso nombre, que sirvió para comprar un chalet de lujo a una ex actriz, Laarni Enríquez, con la que el mismo Estrada ha reconocido haber tenido tres hijos.
Mientras tanto, la denominada «Marcha de Jericó», organizada por la Iglesia Católica, se reunió, a las siete de la mañana, ante la iglesia de Nuestra Señora del Remedio, donde tomaron la palabra la ex presidenta Cory Aquino, la actual vicepresidente Gloria Magsaysay Arroyo y el cardenal Jaime Sin, arzobispo de Manila.
«Nuestros héroes no han ofrecido las propias vidas sólo para rendirnos a las fuerzas de la avaricia y de la corrupción», dijo Arroyo, que se convertiría automáticamente en Presidenta si Estrada fuera obligado a dimitir.
Tras la misa, concelebrada por el cardenal Sin y otros siete obispos, la «Marcha de Jericó» –así llamada en recuerdo del episodio bíblico en el que Josué lucha al frente de los israelíes para hacer caer a la ciudad– se desarrolló pacíficamente por las calles de Manila hasta llegar al Senado.