Mercosur: problemas de expansión

La semana pasada, los jefes de Estado de Mercosur, la unión aduanera de
cuatro países sudamericanos, celebró una cumbre en Brasil. Según indicaba
el «Financial Times» (14 diciembre) tuvieron que tender muchos puentes.

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Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, se creó
mediante el Tratado de Asunción en 1991 y fue ulteriormente formalizado en
un protocolo final firmado en 1994. A través de estos acuerdos
establecieron Mercosur, un mercado común del Cono Sur, entre sus cuatro
economías, desde enero de 1995.

Las tarifas aduaneras fueron abolidas en casi un 90% del mercado
intra-Mercosur y se instituyó una tarifa externa común para el 90% de los
bienes importados de fuera. En 1996, Chile y Bolivia se convirtieron en
miembros asociados.

Mercosur ha tenido posteriormente problemas por una serie de ácidas
disputas comerciales entre Brasil y Argentina, sus miembros mayores. Al
mismo tiempo, sus negociaciones para formar áreas de libre mercado con
otros países y bloques comerciales han sufrido una serie de contratiempos.

Entre las principales fuentes de los actuales problemas están las
alteraciones económicas que siguieron a la devaluación de la moneda de
Brasil el año pasado. El mercado intrarregional se desplomó de 20.000
millones de dólares en 1998 a solamente 15.000 millones de dólares en 1999.
Según señalaba el «Financial Times», ésto ha causado problemas a Argentina,
dado que la devaluación brasileña condujo a una pérdida en competitividad
comparada. Asimismo, Argentina ha tenido su propia crisis financiera este año.

El resultado ha sido una serie de disputas comerciales sobre cuotas y
necesidades nacionales en la industria automovilística, así como
acusaciones de dumping en las industrias de azúcar, pollería y lácteos.

Mercosur sufrió un ulterior golpe el mes pasado cuando Chile anunció que
iniciaría conversaciones comerciales bilaterales con Estados Unidos. La
expansión de Mercosur ha sido un objetivo estratégico de Brasil para
aumentar su poder de negociación vis-a-vis con Estados Unidos en las
conversaciones programadas para un Area de Libre Mercado de las Américas
(FTAA).

Según «The Economist» (16 diciembre), la decisión de Chile no fue una
sorpresa: había ofrecido ya conversaciones de libre mercado a los Estados
Unidos casi hace una década. Y la política de comercio exterior de Chile,
que se caracteriza por una tarifa plana del 8% (que bajará al 6% en el
2003), es difícilmente compatible con la de Mercosur. La tarifa externa del
bloque común alcanza el 14% y Brasil se opone a un plan de bajarla al 11%.

Los repetidos esfuerzos en los últimos años entre Mercosur, que tiene un
producto interior bruto en su conjunto de un billón de dólares, y las
cuatro naciones del Pacto Andino para crear un área mayor de libre mercado
sudamericana han fracasado también.

La decisión de Chile puso de manifiesto las diferentes prioridades
comerciales entre Argentina y Brasil, especialmente respecto a la FTAA.
Argentina se ha mostrado favorable a adelantar la FTAA en un año, en el
2004. José Luis Machinea, ministro de economía argentino, dijo: «Chile
debería ser felicitado» por su acción, y que Argentina y otros países de
Mercosur «deberían acelerar el proceso de negociación con la NAFTA» .

Sin embargo, Brasil se opone a anticipar las conversaciones de la FTAA o a
negociar bilateralmente y prematuramente con Estados Unidos sin obtener
adicionales concesiones comerciales.

Resultados de la reunión

Al principio de la cumbre, Mercosur perfiló su primeros objetivos fiscales
y de inflación comunes, como parte de un esfuerzo más amplio para coordinar
la política macroeconómica. Según el «Financial Times», los ministros de
finanzas y los presidentes de los bancos centrales de los cuatros países
miembros de Mercosur, así como Bolivia y Chile, sus dos miembros asociados,
acordaron un techo de inflación anual del 5% en el periodo 2002-2005.
Establecerán un objetivo de inflación anual desde el 2003, con un techo del
4% desde el 2006.

Además, los seis países acordaron limitar su déficit consolidado del sector
público a un máximo del 3% del producto interior bruto desde el 2002.
Durante un periodo de transición, entre el 2002 y el 2003, el déficit de
Brasil se limitará al 3,5% del PIB.

Además de las medidas de convergencia macroeconómicas, los líderes también
respaldaron una reducción de la tarifa comercial exterior del bloque. La
tasa aduanera bajará un 3% en los próximos tres años, cancelando el alza de
3 puntos de 1997.

Respecto a las divisiones internas, el «Financial Times» (15 diciembre)
informaba que Chile insistió en que mantendría su compromiso de unirse a
Mercosur, independientemente de sus conversaciones con Estados Unidos. «Es
un proyecto estratégico para nosotros. La FTAA es sólo un acuerdo
comercial, Mercosur es un proyecto de integración política y económica»,
dijo Ricardo Lagos, presidente de Chile.

Incertidumbre sobre las relaciones con Estados Unidos

En un reportaje de «Associated Press» (14 diciembre), aparte de los temas
comerciales, la cumbre se interesó también por los resultados de las
elecciones presidenciales norteamericanas. Bush tiene la reputación de
estar a favor del libre mercado; sin embargo los líderes de Mercosur
ignoraban si el nuevo presidente sería capaz de impulsar una área clave de
libre mercado en toda América para el 2005, o incluso si ésto sería lo
mejor para Sudamérica.

Mientras que algunos países sudamericanos ven favorablemente el crecimiento
económico que el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) ha
reportado a México, otros, especialmente el gigante regional, Brasil, teme
que sus industrias no estén preparadas para competir contra los mejores
negocios de Estados Unidos y que sus mercados podrían empantanarse.

El anfitrión de la cumbre, el presidente brasileño Fernando Henrique
Cardoso, envió un mensaje de felicitación a Bush durante la reunión.
«Situando las relaciones dentro del hemisferio como una de las prioridades
de su agenda de política exterior, estamos seguros de que, juntos, podemos
hacer de este siglo el siglo de las Américas», escribió Cardoso.

Sin embargo, hablando con los periodistas, Cardoso mostró una actitud más
combativa diciendo que Bush en la Casa Blanca no era «ni mejor ni peor»
para Brasil y que el país «continuaría defendiendo nuestros intereses
nacionales de la misma manera»

Respecto a Bush, el «New York Times» (18 diciembre) subrayó que, durante la
campaña, el presidente electo dijo que querría reiniciar el proceso
detenido de lograr un acuerdo de libre mercado de las Américas para el
2005. El acuerdo podría construirse sobre el NAFTA, que entró en vigor en
el 1994, y podría unir a 34 países de América del Norte, Central y del Sur.

Sin embargo, no es una cosa fácil de hacer si el nuevo presidente antes no
emprende una batalla con el Congreso sobre la autoridad de vía rápida, el
instrumento legislativo que Bush necesitará para negociar un tratado
comercial conjunto. Por la vía rápida, explicaba el Times, los tratados
comerciales se entregan al Congreso para su aprobación solamente cuando han
sido terminados. El Congreso entonces vota sobre el acuerdo sin tener la
oportunidad de aportar enmiendas que responden a las necesidades y deseos
de miembros individuales.

Aunque los republicanos controlan estrechamente la Cámara de
Representantes, Bush necesitará el apoyo de los demócratas para conseguir
que se apruebe la autoridad de vía rápida. Esto proporcionará a los
demócratas una oportunidad de añadir niveles ambientales y laborales al
proyecto, aunque Bush ha dejado claro que no apoyaría tales niveles si
fueran demasiado rígidos.

Así, tanto la unión intern
a de Mercosur como la creación de un área de
libre mercado para toda la región están aún cambiando continuamente. Si los
primeros signos de una inflexión económica en Estados Unidos son correctos,
ésto podría retrasar ulteriormente cualquier plan de nuevos acuerdos
comerciales. Dependerá en gran parte de lo que el nuevo presidente de
Estados Unidos pueda hacer para mejorar las relaciones con la región.
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Contenido provisto por SEMANA INTERNACIONAL
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ZENIT Staff

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