En su misiva, escrita en latín, el Papa espera que estas celebraciones no sólo sirvan para recordar aquellos hechos inesperados para todos los analistas del momento, sino también para «promover el espíritu y el fervor de la religión» en esas tierras, así como «la concordia y la paz».
Juan Pablo II ha nombrado como su enviado especial a las celebraciones, que tendrán lugar en Moscú del 25 al 27 de mayo, al «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano, el arzobispo francés, Jean-Louis Tauran, más propiamente hablando secretario para las Relaciones con los Estados.
La delegación pontifica estará formada también por el arzobispo Giorgio Zur, representante de la Santa Sede ante la Federación Rusa, y por monseñor Marek Solczyński, secretario de la Representación de la Santa Sede ante Rusia.