MOSCU, 25 mayo 2001 (ZENIT.org).- El «ministro» de Asuntos Exteriores de la Santa Sede se encuentra de visita en Moscú para celebrar el décimo aniversario del renacimiento de las estructuras católicas en Rusia.

El arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, llegó ayer a la capital rusa. Permanecerá hasta el próximo domingo. En estos días no sólo se encontrará con la comunidad católica, sino también con representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Participarán en las celebraciones de la Iglesia católica en Rusia exponentes del patriarcado ortodoxo ruso, entre quienes se encuentra el archimandrita Ilarión, uno de los asistentes más cercanos del arzobispo metropolitano Kiril, encargado de las relaciones exteriores de la Ortodoxia rusa. No faltarán tampoco la representación de las demás Iglesias y confesiones cristianas, protestantes y luteranas, así como de otras religiones.

Según ha explicado monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo católico de Moscú, en declaraciones a Zenit, «hace diez años, en 1991, en toda la Federación rusa sólo había diez parroquias, ocho sacerdotes, cuatro iglesias y dos capillas. En estos momentos, diez años después, hay en su conjunto 220 parroquias, unos 215 sacerdotes y unas 230 religiosas. En 1993 volvió a abrirse el Seminario mayor en San Petersburgo y hace dos años se ordenaron los primeros sacerdotes católicos rusos después de 81 años».

En estos momentos, unos 15 sacerdotes son ciudadanos de la Federación rusa algo que monseñor Kondrusiewicz considera como «muy importante». «Pero sobre todo --añade--, hay un gran interés entre los jóvenes. Y esto son signos positivos. Por otra parte, todavía hoy, el 40 por ciento de nuestras parroquias no tiene un lugar adecuado para celebrar la misa».

Ante este renacimiento, sectores ortodoxos acusan a la Iglesia católica de proselitismo del «territorio canónico de la Iglesia ortodoxa rusa».

«Es una acusación que no podemos aceptar --responde Kondrusiewicz--, pues la Iglesia católica existe en Rusia desde el siglo XII y es una historia sumamente rica. Nosotros reconocemos todos los sacramentos de la Iglesia ortodoxa: no hay ningún motivo por tanto para que hagamos una política de proselitismo. De todos modos, hoy día se habla de estas críticas pero menos que hace diez años, y esto ya es una perspectiva de futuro».