BRUSELAS, 28 mayo 2001 (ZENIT.org).- Siete organizaciones cristianas de Europa han emitido comunicados dando la bienvenida al plan de la Comisión Europea que busca crear canales legales para la inmigración laboral.
Una detallada respuesta a los planes de la Unión Europea (UE) para armonizar las políticas de asilo e inmigración ha sido dada a conocer este lunes por parte de instituciones católicas y de otras confesiones cristianas, según informa la Comisión de Obispos de la Comunidad Europea (COMECE), con sede en Bruselas.
Estas organizaciones subrayan la importancia fundamental de hacer de Europa una «sociedad de bienvenida», con una política de inmigración humana, transparente y coherente.
«Una persona que ejerce su derecho a buscar condiciones de vida mejores no debería ser considerada como un delincuente, simplemente por hacerlo», dicen las organizaciones cristianas, haciendo un llamamiento a los estados de la Unión para que ayuden a los emigrantes irregulares, que a menudo se ven privados de los más elementales derechos humanos y son muy vulnerables a la explotación.
«La dignidad humana es fundamental y tiene que ser respetada sin mirar si una persona tiene o no documentos. Las Iglesias mantienen esta postura en la sociedad y llaman a la UE a hacerlo también», añade el documento.
Las organizaciones cristianas, tras insistir en el derecho al asilo, afirman que las medidas orientadas a evitar la migración, tales como las multas a las compañías aéreas que transportan indocumentados, crean un riesgo real de que la gente sea devuelta a situaciones de peligro.
«El principio de la protección al refugiado no es negociable», subrayan las instituciones. «Es así de sencillo: nadie debería ser devuelto a una situación en la que pueda ser perseguido».
El comunicado ha sido firmado por la Comisión de Obispos de la Comunidad Europea (COMECE), Caritas, la Comisión de Migrantes de las Iglesias de Europa (CCME); la Comisión Católica Internacional de Migraciones (ICMC); Justicia y Paz (Conferencia de las Comisiones de
Justicia y Paz Europeas); el Servicio Jesuita a los Refugiados (JRS) y el Consejo Cuáquero de Asuntos Europeos (QCEA).
