CIUDAD DEL VATICANO, 31 mayo 2001 (ZENIT.org).- La pasión por la plena unidad de los cristianos volvió a convertirse en el centro de la actividad del Papa al recibir este jueves a una delegación de obispos de Rumanía, que le entregaron como regalo la nueva edición de la Biblia de Blaj.
Se trata de un auténtico monumento de fe y de literatura común a católicos y ortodoxos. Fue realizada por un monje erudito del siglo XVII, Samuil Micu, y toma el nombre de la ciudad de Blaj, donde fue impresa en 1795 por el obispo Ioan Bob, provocando un decisivo impacto espiritual y cultural en Rumania.
Juan Pablo II subrayó su importancia al poder contemplar entre sus manos la nueva edición, publicada por un grupo de grandes expertos, con el patrocinio e la Iglesia greco-católica de Rumanía y de las más altas autoridades rumanas. La impresión ha sido realizada por la Tipografía Vaticana «como regalo a la Santa Sede» del pueblo rumano.
El encuentro con los prelados del país de Europa del Este recordó al pontífice su visita a aquellas tierras, en mayo de 1999, cuando por primera vez un obispo de Roma pisaba una nación ortodoxa.
«Vuelve a mi espíritu el grito del pueblo durante la celebración eucarística en Parcul Izvor: –confesó el Santo Padre–: «¡Unitate, unitate!» (en rumano, unidad n.d.r.). Es el anhelo espiritual de un pueblo que pide unidad y quiere trabajar por la unidad. Nunca podré cancelar de la memoria el entusiasmo de los rostros y los gestos de fraternidad de aquel histórico encuentro. Forman ya parte de la historia».
Y concluyó: «Al igual que aquel viaje nos acercó en el camino hacia la unidad, espero que la reimpresión de la Biblia de Blaj pueda constituir un paso ulterior hacia la plena comunión de los discípulos de Cristo».
