SANTIAGO, 10 junio 2001 (ZENIT.org).- Representantes de la Iglesia católica en Chile han aplaudido la decisión unánime del Senado chileno de conceder un indulto con motivo del Jubileo del año 2000 que da libertad a 600 presos y reduce dos meses las condenas de otros 1.600.
Según explicó el ministro de Justicia, José Antonio Gómez, la reducción de condenas y concesión de libertad se aplicará a reclusos con delitos y faltas menores. «Los recursos económicos excedentes se destinarán a los reclusos que realmente son peligrosos», precisó Gómez.
«Me parece muy positiva esta iniciativa legal, pues se acogió una propuesta muy importante formulada por la Conferencia Episcopal de Chile en el marco del Año Jubilar, tiempo en que la Iglesia nos llamó a practicar la misericordia y la solidaridad», ha explicado el vicario de la Pastoral Social de la arquidiócesis de Santiago, monseñor Alfonso Baeza.
«Si bien el número de personas beneficidas es muy limitado en su número –agregó–, esta ley permitirá en alguna medida aliviar la sobrepoblación de reos, especialmente en las cárceles del norte del país».
Monseñor Baeza también valora la discusión que este proyecto de ley permitió generar con respecto a la seguridad ciudadana y la rehabilitación de los privados de libertad.
«La decisión legislativa de liberar a algunos presos con motivo de la celebración del Jubileo 2000, aunque de manera más restringida que la petición original de la Iglesia, es un gesto tendiente a humanizar el mundo de los penales», señala por su parte el capellán mayor de Gendarmería de Chile, el padre Nicolás Vial.
Añadió que con esta propuesta la Iglesia busca que los privados de libertad tengan una oportunidad real para salir de su situación actual. «Esta ley permitirá que algunos presos puedan salir en libertad, ayudando a mejorar la calidad de vida de las sobrepobladas cárceles chilenas».