CIUDAD DEL VATICANO, 16 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II presentó este viernes el diálogo con los creyentes en otras religiones, en especial con los budistas, como parte de la misma misión evangelizadora de la Iglesia.
En concreto, al encontrarse con los obispos de Tailandia, que visitaron en esta semana Roma cumpliendo con su quinquenal visita «ad limina apostolorum» al sucesor de Pedro, constató que la tradición monástica budista y cristiana puede ser un interesante «punto de contacto» para responder el materialismo dominante.
El pontífice, en el discurso que les entregó a los prelados como conclusión de su vista, reconoció que «la evangelización en el continente asiático, configurado por ancianas culturas y tradiciones religiosas, presenta desafíos particulares».
Los 62 millones de habitantes de Tailandia, son en un 95% budistas y en un 3.8% musulmanes. Los católicos bautizados son 265 mil.
Anuncio respetuoso del Evangelio
En este contexto, explicó el pontífice, «la Iglesia desempeña su tarea misionera en obediencia al mandamiento de Cristo, consciente de que cada persona tiene el derecho de escuchar su mensaje de salvación en toda su plenitud».
Esta tarea, siguió diciendo el Papa, debe realizarse «con respeto y aprecio por quienes la escuchan, tomando en cuenta sus valores filosóficos, culturales y espirituales, comprometiéndose en un diálogo con ellos».
Según el Santo Padre, en Tailandia, así como en Asia, el continente donde la presencia cristiana es numéricamente menos importante, «la cuestión del diálogo interreligioso es candente».
Diálogo con el budismo
«Contacto, diálogo y cooperación con los seguidores de otras religiones representa un deber y un desafío para vosotros –les dijo a los obispos tailandeses–. La antigua tradición monástica de Tailandia debería ofrecer un punto de contacto y compañerismo que puede suscitar un fructuoso diálogo entre budistas y cristianos».
«Esa tradición recuerda la primacía de los bienes del espíritu y debería servir de contrapeso al materialismo y consumismo que afecta a una gran parte de la sociedad», aseguró.
Anuncio de las verdades de fe
Ahora bien, según el obispo de Roma, el diálogo no implica renuncia a la propia identidad, por este motivo los cristianos deben proclamar «Las verdades de la fe que forman el contenido y el contexto de su tarea misionera».
Estas verdades, explicó, «son la doctrina de Jesús como único salvador del mundo, y la Iglesia como instrumento necesario del plan redentor de Dios».
«Son verdades que deben ser proclamadas de manera razonada y convincente, de modo quienes las escuchen sean invitados a ponderarlas con un corazón abierto», añadió.
Inculturación
El Papa propuso a los obispos tailandeses «presentar el misterio de Cristo de una manera que corresponda a los rasgos culturales y maneras de pensar de su gente», ahora bien, les alertó, «el proceso de inculturación requiere un cuidadoso discernimiento por vuestra parte para asegurar que los principios de compatibilidad con el Evangelio y la comunión con la Iglesia universal sean plenamente respetados».
«La inculturación es más que una adaptación externa –aclaró–, conlleva una íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en las diversas culturas».
En definitiva, concluyó el Papa Wojtyla, el desafío de los cristianos hoy consiste en hacer que «las verdades y los valores del Evangelio sean vistos cada vez con más claridad como una respuesta a las necesidades y aspiraciones espirituales y humanas de la gente».