Misionero en Sudán, una vocación arriesgada

El padre Kizito Sesana habla del sacerdote asesinado por rebeldes

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ROMA, 29 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Ha suscitado conmoción el asesinato de un misionero sudanés el sábado pasado en una emboscada en la frontera entre Uganda y Sudán por rebeldes armados.

El padre Peter Obore es el tercer religioso asesinado por gente armada en la frontera entre los dos estados africanos.

El padre Kizito Sesana, misionero comboniano que trabaja desde hace años en favor de la población sudanesa, ha comentado el suceso a Radio Vaticano.

–¿Se trata de odio religioso?

–Kizito Sesana: Yo no diría que se trata de un odio de religiosos contra religiosos. Lo que pasa es que los religiosos en esa zona son quienes tienen la capacidad de informar de lo que está sucediendo fuera del país. La gran mayoría de la gente pobre y sencilla, que sufre los atropellos, no tiene la capacidad de hacerse oír. No sabe hablar bien el inglés. Quizá informa de las cosas en modo confuso y, por tanto, poco creíble a los ojos de los periodistas, de la prensa internacional. Por este motivo, los sacerdotes son vistos como testigos incómodos.

–¿Cómo es el trabajo de los misioneros combonianos en esta situación tan dramática?

–Kizito Sesana: Tratan de ser seguidores de Jesucristo y enseñar el Evangelio, tanto con las palabras como con los hechos. Van con las manos abiertas, dispuestos a encontrarse con todos y a anunciar el Evangelio a todos. Esto lamentablemente nos expone a riesgos. Pero quizá es también justo que alguien esté dispuesto a hacerse cargo de este odio y de estas divisiones hasta dar su testimonio y la vida.

–Como misionero comboniano, comprometido en primera persona en Sudán, ¿tiene miedo?

–Kizito Sesana: Si, a veces tengo miedo, en ocasiones un miedo físico. Hace menos de un mes, me encontré en los Montes Nuba bajo un bombardeo: de repente, sientes que sobrevuela un avión; caen bombas y no sabes dónde van a parar. Reconozco que en ocasiones tengo miedo. Pero la respuesta de la gente que nos ve como necesarios e importantes es demasiado hermosa y nos hace olvidar los eventuales peligros.

–¿Cual es su recuerdo del padre Peter Obore, el sacerdote asesinado por los rebeldes?

–Kizito Sesana: Lo conocí cuando llegué a Kenia en el 1988. Había sido ordenado sacerdote poco antes. Era un joven entusiasta, que se había puesto a trabajar con todas sus fuerzas por su gente y para proteger a su gente. Entonces la situación en su país era más difícil, pero él se quedó y afrontó valerosamente la situación de guerra y los programas de islamización del régimen de Jartum.
–Pronto usted regresará a Sudán. ¿Cuál será su primera preocupación al llegar?

–Kizito Sesana: Pienso que sólo debemos trabajar más. Debemos tratar de hacer conocer cada vez más lo que está sucediendo en Sudán, con el único fin de llegar a una paz, una paz justa. Esta gente tiene necesidad de paz. Debemos trabajar por ello.

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ZENIT Staff

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