Cardenal Stafford: Las lecciones que darán los jóvenes en Toronto 2002

El Presidente del Consejo Pontificio para Laicos explica los preparativos

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ROMA, 4 diciembre 2001 (ZENIT.orgAvvenire).- El cardenal James Stafford, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, al regresar de Toronto, sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, viene «lleno de alegría» por lo que ha visto.

Cada una de las Jornadas mundiales de la juventud ha dejado un mensaje particular. El cardenal estadounidense, al pensar en Toronto, la ciudad más multiétnica del mundo, considera que en esta metrópoli latinoamericanos, franceses, italianos, anglosajones, asiáticos, árabes, negros e indígenas de América… compartirán juntos la fe.

«Una lección de tolerancia y de ejercicio de la libertad en un ambiente pluralista», explica. «Algo muy importante después de lo que ha sucedido el 11 de septiembre».

–¿Cómo van los preparativos de la Jornada?

–Cardenal Stafford: Estoy muy contento con el trabajo que está realizando la Iglesia en Canadá. La peregrinación de la Cruz que el Papa ha confiado a los jóvenes desde 1985 está suscitando en todas las diócesis gran entusiasmo, implicando a las parroquias, los movimientos, los jóvenes e incluso sus familias.

En diversas celebraciones, he visto a numerosos fieles llorar de conmoción y de alegría. He tenido, además, muchas reuniones con las autoridades y con quienes se ocuparán de la seguridad y también desde este punto de vista he podido constatar el extraordinario empeño con que se está trabajando.

–Su alusión a la seguridad hace pensar inmediatamente en el 11 de septiembre. Aquella tragedia ¿ha cambiado en algún modo el perfil de la cita de Toronto?

–Cardenal Stafford: He tocado este punto en muchos encuentros en estos días. Y considero que, después de todo lo que ha sucedido, la JMJ se ha hecho más importante que antes.

Recuerdo un pasaje del profeta Joel donde se dice que el Señor infundirá su espíritu «sobre cada hombre» y que «se convertirán en profetas vuestros hijos e hijas, vuestro ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes tendrán visiones». Yo espero que en Toronto se verifique todo esto.

–¿En qué sentido?

–Cardenal Stafford: En el sentido de que, después del 11 de septiembre, es necesaria otra visión del mundo. Al actual, viejo, anquilosado, lleno de odio y de violencia debe sustituirlo un mundo finalmente pacificado, marcado por la esperanza, en el que todos puedan vivir los unos junto a los otros en el respeto de la fe y de las opiniones de cada uno. Estoy seguro de que en Toronto el Papa, junto a los jóvenes, dará esta nueva visión del mundo. Y leyendo ese pasaje de Joel me impresiona el hecho de que se habla expresamente de los sueños de los ancianos y de las visiones de los jóvenes

En el fondo ¿no ha sucedido esto con el anciano Papa y la experiencia de la JMJ en Roma?

–A propósito de Roma, ¿qué herencia transmiten a Toronto aquellos dos millones de jóvenes?

–Cardenal Stafford: Antes que nada, una visión de Iglesia abierta y acogedora. La imagen símbolo de Roma 2000 es la Puerta Santa, es decir Cristo mismo. Y esta Puerta está siempre abierta a todos los hombres del mundo. En Tor Vergata, en agosto de aquel año, los jóvenes hicieron la experiencia directa de la comunidad y de la identidad cristiana. Como antes, pasando por las diócesis italianas, experimentaron el intercambio de los dones en la fe.

–¿Se repetirá esta experiencia en Toronto?

–Cardenal Stafford: Ciertamente, y constituirá un ulterior paso en un camino iniciado en 1997 en París. Análogamente se repetirá la experiencia de la reconciliación como en el Circo Máximo. Además estamos explorando, con algunos responsables de movimientos, la posibilidad de introducir en el programa una oración de curación para los jóvenes, especialmente desde un punto de vista psicológico.

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ZENIT Staff

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