PEKIN, 14 enero 2002 (ZENIT.org).- Una preocupación sin precedentes sobre la influencia creciente de la religión en China marcó los discursos de los máximos líderes del Partido Comunista durante la Conferencia sobre Trabajo Religioso en Pekín los días 10 al 12 de diciembre, informa Compass Direct.
El mayor énfasis de la conferencia fue sobre un control más severo de los asuntos religiosos que, según afirmó el presidente Jiang Zemin, está relacionado con la estabilidad social de China y la seguridad nacional. Además advirtió que no se debería permitir el abuso de la religión con el fin de sabotear al Partido.
En la Conferencia se dijo que mientras que los intercambios entre China y las sociedades religiosas extranjeras deberían ser impulsados, la infiltración de fuerzas del exterior con la cobertura de la religión debería ser objeto de resistencia decidida.
Uno de los más importantes resultados de la conferencia es que hará más fácil a las iglesias y otras organizaciones religiosas registrarse directamente ante el Estado sin unirse al Movimiento Protestante Patriótico o a la Asociación Católica Patriótica.