CIUDAD DEL VATICANO, 21 mayo 2002 (ZENIT.org).- Los cristianos deben hacer todo lo posible para que en este momento decisivo el proceso de integración europeo no pierda sus raíces espirituales, exhorta Juan Pablo.

El pontífice hace esta sentida invitación en un mensaje enviado a la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que está teniendo lugar esta semana en Roma.

El Santo Padre recuerda que, en estos momentos, cuando tiene lugar la Convención Europea, inaugurada el 28 de febrero pasado, «el proceso de construcción de la "casa común" europea ha entrado en una fase particularmente importante».

La Convención Europea, de hecho, debería definir el perfil institucional de la Unión Europea y la ampliación a las Naciones de Europa Central y Oriental.

En este contexto, el Papa considera en su misiva a los prelados que «Italia, como nación, tiene mucho que ofrecer a toda Europa».

«Italia, en virtud de su historia, de su cultura, de su actual vitalidad cristiana, puede desempeñar verdaderamente un gran papel para que la Europa que se está edificando no pierda sus propias raíces espirituales», afirma.

El desafío, según el pontífice, consiste en que el viejo continente «encuentre en la fe vivido de los cristianos la inspiración y el estímulo en su camino hacia la unidad».

Y termina aclarando: «comprometeros en este objetivo forma parte a pleno título de vuestra misión de obispos italianos».