NUEVA YORK, 12 junio 2002 (ZENIT.org–Avvenire).- Dos destacados responsables de revistas religiosas estadounidenses, «First Things» y «Commonweal», reflexionan sobre el tema de los sacerdotes acusados de abusos sexuales.
Ante estos casos, la revista «First Things» está haciendo un esfuerzo a través de enjundiosos editoriales de su director, el padre Richard John Neuhaus, pastor luterano convertido al catolicismo en 1990.
«Los periódicos están atizando el fuego, es cierto –reconoce–. Basta pensar en la campaña del «New York Times» sobre los sacerdotes homosexuales, uno de los raros casos en los que se ama el pecado pero no al pecador».
Esta crisis tiene una consecuencia clara, afirma: «el papel moral del catolicismo resulta muy debilitado a los ojos de la opinión pública. Volveremos a ganar prestigio, pero es un proceso que podría exigir incluso años».
«La tempestad –añade–, entre otras cosas, se ha desencadenado en un momento en que se estaban creando con la Administración Bush los presupuestos de una colaboración entre católicos y protestantes: una coalición que habría debido tener un punto de fuerza en la Iglesia, dado que las congregaciones evangélicas están poco consideradas desde el punto de vista social y cultural».
«No es un complot –asegura–. Pero seguramente quien tenía interés en debilitar esta alianza no ha dejado escapar la ocasión».
Según el padre Neuhaus, la crisis está destinada a pesar mucho también dentro de la Iglesia: «Primero eran sólo los católicos más progresistas los que exigían reformas; ahora la petición proviene también de los ambientes más conservadores. No se trata del mismo tipo de propuestas, de acuerdo; pero el cambio es en todo caso decisivo».
«Commonweal», revista que el padre Neuhaus definiría progresista, fundada en 1924 por un grupo de laicos, independiente desde siempre de la jerarquía, en un artículo publicado en el último número sugiere prudencia al valorar los testimonios de las víctimas.
«A menudo exponen sólo lo que los abogados les aconsejan decir», admite el redactor jefe Paul Baumann, quien reconoce que en esta crisis la Iglesia se está jugando mucho.
«En el pasado, en Estados Unidos, la Iglesia ha desarrollado un excelente trabajo a nivel social –observa–, pero no se puede decir que haya tenido igual repercusión en materia, por ejemplo, de moral sexual».
«No debería ser yo quien lo recuerde –reconoce–, pero en las últimas décadas la sociedad estadounidense se ha hecho cada vez más «liberal», acentuando entre otras cosas una cierta intolerancia respecto a las instituciones: un estado de ánimo que, en este momento, corre el riesgo de traducirse en un desbordamiento de anticatolicismo».
¿Y los fieles? «En general están turbados por las revelaciones de la prensa –responde Baumann–, pero los más sensatos consideran la crisis como una ocasión para hacer oír la propia voz».