Cardenal Cipriani: El sacerdote, testigo de la misericordia de Dios

El arzobispo de Lima invita a redescubrir el sacramento de la confesión

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LIMA, 14 junio 2002 (ZENIT.org).- «Ministros de la Misericordia» es la cuarta Carta Pastoral del arzobispo de Lima y Primado del Perú, cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, orientada a los sacerdotes. En ella, hace un llamamiento a redescubrir el valor pleno de la Reconciliación, vehículo de la misericordia de Dios.

A la luz de la reciente Carta Apostólica de Juan Pablo II, «Misericordia Dei», la Pastoral reafirma la misión del sacerdote y la razón de su existencia como «ministro del perdón de Dios».

Al confesar a los fieles, el cardenal Cipriani recuerda que el sacerdote se convierte en instrumento y «testigo privilegiado de los milagros que la misericordia divina es capaz de obrar en un corazón que se abre a ella por medio del arrepentimiento y del dolor de corazón».

El sacramento de la Reconciliación «viene atravesando desde hace años una larga crisis», constata el purpurado. Esta situación procede, entre otras razones, de la pérdida del sentido del pecado, fruto de la secularización y de la confusión doctrinal.

Para que la falta de disponibilidad del ministro no sea un factor añadido a esta crisis, el arzobispo de Lima anima a los sacerdotes a «dedicar tiempo y energía para escuchar las confesiones de los fieles. Ellos acuden con gusto a recibir este sacramento donde saben que hay sacerdotes disponibles».

En su Carta Pastoral, el cardenal Cipriani indica, además, los medios para recuperar la confesión sacramental: impartir una catequesis profunda sobre el sacramento y sus efectos, trabajar en la formación de la conciencia de los fieles, y vivir la Reconciliación como una dinámica de «encuentro».

Finalmente, el arzobispo de Lima propone los rasgos que deben caracterizar a un buen confesor. Este se prepara con la oración «buscando en ella al Espíritu Santo para obtener de Él la sabiduría y el don del discernimiento de espíritus», está al día en su formación, conoce las enfermedades del alma, y sabe cómo curarlas, siempre en fidelidad a la verdad.

El ministro de la Reconciliación sabe también «animar al penitente en sus luchas y dificultades (…) dándole un horizonte de esperanza que se funda en la misericordia de Dios», añade el cardenal
Cipriani.

«Y lo que es más importante –concluye el prelado–, el buen confesor vive la humildad cuando confiesa, porque se sabe en todo momento instrumento activo de la gracia divina y no protagonista del sacramento».

El texto íntegro de la Carta Pastoral «Ministros de la Misericordia» se puede consultar en la página del Arzobispado de Lima .

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ZENIT Staff

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