TORONTO, 14 junio 2002 (ZENIT.org).- También los detenidos de las cárceles federales canadienses están dando su contribución a las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), en las que participará Juan Pablo II a finales de julio en Canadá.
Centenares de condenados están trabajando para preparar más de 200 mil «mochilas del peregrino», bolsas de nylon rojas en las que los jóvenes encontrarán velas, y material religioso para esos días.
Las autoridades canadienses han destinado 1,7 millones de dólares a un programa de la administración penitenciaria, llamado Corcan, que prevé la participación de los detenidos en actividades productivas y creativas en las que puedan aprender un trabajo manual.
«Son personas que han cometido delitos incluso graves, como homicidio o violación –explica Ellen Henderson, portavoz de Corcan–. Muchos tienen problemas de dependencia o de control de la rabia».
El programa les ayuda a aprender un oficio y centenares de detenidos se han ofrecido voluntariamente para preparar las mochilas para los «muchachos del Papa», recibiendo a cambio una paga de algún dólar por hora.