OTTAWA, 17 junio 2002 (ZENIT.org).- El Consejo permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá (CECC) invita a los dirigentes de los siete países más industrializados y Rusia (G-8), que se reunirán en Kananaskis, Alberta, del 26 al 27 de junio, a afrontar la grave crisis económica que sacude a los países pobres, en especial a los de África.
Una carta pastoral redactada por monseñor Fred Henry, obispo de la diócesis de Calgary, en la que se encuentra Kananaskis, y firmada por los quince miembros del Consejo permanente («Para que todos tengan vida, y la tengan en abundancia»), constata que el encuentro tiene lugar en una atmósfera marcada por los atentados del 11 de septiembre.
Las cuestiones de seguridad –constatan los prelados canadienses– «corren el riesgo de dejar a un lado los demás puntos de la agenda, como el reforzamiento del crecimiento económico global y la construcción de una nueva alianza para el desarrollo de África».
«Si los gobiernos de los países más ricos gastan más en medidas de seguridad que en las necesidades de desarrollo de los pueblos más pobres del mundo», declaran los miembros del Consejo permanente de la CECC, «traicionarán las aspiraciones de las mayorías desprotegidas y evitarán los cambios económicos exigidos al norte para alcanzar los objetivos del desarrollo del milenio».
Por lo que se refiere a la creciente brecha entre países ricos y pobres, los obispos consideran que la situación actual «exige que se den modificaciones radicales en un sistema económico que mantiene y agrava la pobreza. Alentamos a los líderes del G-8 a comprometerse explícitamente por este camino y a adoptar la distribución equitativa de las riquezas como un objetivo importante y capital que hay que alcanzar con políticas de alcance para la economía mundial».
Los obispos signatarios han aplaudido la decisión con la que el primer ministro de su país, Jean Chrétien, ha insistido para que entre las prioridades del encuentro se encuentre la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD).
«África es el único continente en el que se constata un crecimiento de la pobreza y del número de niños que no van a la escuela. La esperanza de vida en África es la más baja del mundo; seguirá bajando en los países en los que el índice de VIH/SIDA es superior al 25 por ciento», afirman.
«Más del 40 por ciento de los 659 millones de habitantes de África subsahariana viven con menos de un dólar estadounidense al día. Además, el ingreso medio por habitante es inferior al de los años sesenta», siguen constatando los prelados.
Los obispos consideran interesante el que el NEPAD se haya basado en propuestas de los mismos africanos. Entre otras cosas, sugiere «detener las ventas de armas en las regiones en conflicto y la necesidad de controlar el impacto negativo de las industrias que extraen materias primas sobre la normativa laboral y el ambiente».
Por lo que se refiere a los grupos que quieren manifestarse durante la celebración del G-8 (en la última reunión, en julio pasado en Génova, se dieron enfrentamientos violentos en los que perdió la vida un joven), los obispos piden que todas las partes expresen su parecer en un clima de paz, pues la violencia no puede servir a la causa de la justicia.
Por último, el Consejo permanente subraya que los desafíos de la cumbre del G-8 no sólo deben ser asumidos por los líderes políticos, sino por los ciudadanos y ciudadanas. Todos están llamados a «elaborar nuevas estrategias para erradicar la pobreza, instaurar relaciones económicas justas, proteger el ambiente mundial, y compartir de manera concreta esta vida en abundancia que Dios ha destinado para todos».