YAOUNDE, 24 junio 2002 (ZENIT.org).- Más de cuatro millones de cameruneses fueron llamados a participar este domingo en las elecciones legislativas y municipales. La Iglesia desplegó 50 observadores, según informa la agencia misionera Misna.
La escena política nacional sigue dominada por dos formaciones políticas: la Unión Democrática del Pueblo Camerunés (RDPC) del presidente Paul Biya, que tiene la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (116 escaños), y el Frente Social Demócrata (SDF), el partido de John Fru Ndi (43 escaños).
Por primera vez ha participado en la vigilancia del proceso de votaciones el Observatorio Nacional de las Elecciones (ONEL), nacido en octubre de 2001 gracias a una ley promulgada el año anterior por el jefe del Estado.
El organismo ha sido duramente contestado por la oposición, que varias veces ha pedido el establecimiento de una Comisión electoral independiente (CENI), acusando a los 11 miembros del ONEL de evidente parcialidad porque en su mayoría proceden de las filas gubernamentales.
Además de los veinte mil observadores del ONEL distribuidos por todo el territorio, también la Iglesia católica encargó a 50 representantes la vigilancia de la doble consulta electoral.
Así lo ha dado a conocer Pierre Titi Nwell, presidente da la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal.
La Iglesia habría querido desplegar 810, de los tres mil preparados para la cita con las urnas gracias a cursos de formación financiados por la fundación alemana Friedrich Ebert y por el Catholic Relief Service, la organización humanitaria de la Iglesia Católica estadounidense, presente en Yaoundé. Sin embargo, las autoridades administrativas han limitado mucho el número.
«Nuestro objetivo va mucho más allá de las elecciones –explicó Pierre Titi Nwell–, se trata de una aportación a largo plazo para construir un Camerún en el que ya no exista necesidad de observadores para garantizar la transparencia de las operaciones electorales y donde los derechos humanos sean respetados rigurosamente».
En el mismo sentido se pronunció el arzobispo de Duala, cardenal Christian Wiyghan Tumi. El purpurado invitó a todos a acudir a las urnas y a expresarse únicamente a favor de candidatos competentes y honestos, capaces de comprometerse, entre otras cosas, en la lucha contra la corrupción, la pobreza, el paro, el sida y a favor de la educación de los jóvenes.
Las elecciones han sufrido también la amenaza de los separatistas anglófonos, quienes pidieron al electorado de las dos provincias de habla inglesa que boicotearan la cita a las urnas. Los activistas del Consejo Nacional del Camerún Meridional (SCNC) declararon que se organizarían “elecciones paralelas” en las dos provincias y que cualquiera que fuera a votar en las sedes gubernamentales sería considerado como un “traidor”.
Los separatistas dieron su último aviso a la Iglesia, a la que pidieron que permaneciera alejada del proceso electoral. Entre las iniciativas del SCNC, guiado por Frederick Ebong, está la formación de un nuevo Estado independiente con el nombre de República del Camerún del Sur.