BELGRADO, 25 junio 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia católica trabaja para promover la convivencia en la antigua Yugoslavia, diez años después de que comenzara la trágica serie de conflictos balcánicos, y prepara ya una posible visita del Papa.
Lo subraya el arzobispo de Belgrado, monseñor Stanislav Hocevar, revelando que «tanto en Serbia como en Montenegro, se han dado pasos en el desarrollo social, reconocidos incluso a nivel internacional. El método democrático se está consolidando».
«Como Iglesia católica, estamos empeñados en hacer todo lo posible para promover el diálogo. Es un camino que necesita todavía muchos pasos. Por lo demás la Iglesia católica en Serbia es una minoría, no tiene grandes instrumentos para promover su actividad», explica el arzobispo en declaraciones al diario Avvenire.
Las declaraciones del arzobispo tienen lugar después de que un encuentro de las conferencias episcopales de los Balcanes.
«Al principio había un poco de miedo: se advertía el peso de la historia reciente, el riesgo de ser vistos como quienes querían recrear una cierta Yugoslavia. En cambio, encontrarse ha sido muy útil. Al final del encuentro, todos los presidentes de las conferencias episcopales estaban muy contentos. Nos hemos dado nuevas citas. Es un hecho muy importante, un signo también para nuestros países», reconoce.
El prelado explica que, en esta labor, es necesario «respetar las dificultades internas de la Iglesia ortodoxa serbia, que hoy se encuentra viviendo una situación muy diferente con respecto al pasado».
«En los tiempos de la Yugoslavia socialista, la Iglesia ortodoxa estaba muy unida –recuerda–. Ahora en cambio tiene muchas diócesis fuera de Serbia con las heridas dejadas por esta guerra. Para ellos se trata de replantear toda su propia vida. Y esto cuesta mucho».
En los últimos meses, se han dado encuentros ecuménicos importantes, como la visita del mes pasado del cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, al patriarca ortodoxo Pavle.
«Es un cambio al que el mismo patriarcado mira con favor: en su último comunicado la Iglesia ortodoxa ha puesto incluso por escrito la importancia de los encuentros con las otras Iglesias. Es un hecho significativo», aclara Hocevar.
Desde hace un año, Serbia ha dado un paso histórico al reintroducir la enseñanza de la religión en las escuelas.
«Por primera vez, hemos colaborado todos juntos: ortodoxos, católicos, protestantes, judíos… Cada uno tiene sus propios profesores; a los alumnos y a sus familias les corresponde escoger la clase de religión que quieren».
«Tras esta experiencia queremos promover un estudio común sobre la catequesis porque se trata de un elemento que en el pasado ha sido muy descuidado en estas tierras –añade–. La misma Iglesia ortodoxa en Serbia no tiene una tradición específica. Poco a poco estamos tratando de hacerla nacer juntos. Hemos invitado a expertos de otros países a hablar sobre cómo se preparan los catecismos, qué métodos usar».
La Iglesia católica en Yugoslavia ha invitado al Papa visitar el país. Ahora el arzobispo explica que se están viendo las posibilidades.
«No debemos concebir este viaje como algo dirigido sólo a los católicos y a los ortodoxos. Hay que insertarlo en toda la realidad compleja de los Balcanes. Y por tanto tenemos que definir las relaciones con Montenegro, Kosovo, y la cuestión de la Vojvodina».
«Al establecer el itinerario hay que tener en cuenta estos equilibrios –añade–. Nadie debe quedar herido. Ahora bien, no se puede hacer demasiado pesado el programa. El Vaticano no quiere realizar este viaje cuanto antes, sino hacerlo lo mejor posible».